–Hey, Hush, despiértate ya, tenemos que ir a ayudar a Kender para traer las cosas, despiértate. –Me dice Valentina mientras me jala repetidamente una oreja. Yo sólo le agarro la pata y la aviento para que me deje.
–Mmmmh, mhm... sí, sí, ya voy. –Yo estaba completamente dormido aún, no sabía ni qué día era ni nada. Abro los ojos y veo a Valentina saliendo de mi cuarto moviendo su cola gris con punta blanca. Ella se ve muy sexy sea como sea que esté vestida. No dudo que haya sido parte de las fantasías eróticas de varios machos. Y, por qué no, también de chicas. Siempre me encanta verla caminar.
Me senté en la orilla de la cama con los ojos medio cerrados, me los tallo y me estiro. Mi cola y todas mis patas se erizan y en unos segundos vuelvo a mi estado de flojera matutina. Me paro y agarro un par de jeans que tenía en la silla de mi escritorio desde hace un par de semanas, una playera color vino con estampado de cráneos y la toalla que dejé el otro día que me había bañado.
–Buenos días, Hush. Tienes 4 mensajes pendien...
–Silencio, Siri. ¿Puedes preparar un baño caliente, por favor? Y hoy quiero mi café bien cargado.
–Claro.
Me sentía más cansado que de costumbre. Me meto al baño y me despojo de todas mis ropas. Me meto al chorro de agua caliente y me sienta genial, noto como me relajan los músculos, que estaban tensos. Debería sentirme aliviado y feliz de que Peter y yo hayamos alcanzado una amistad de nuevo, pero ahora me tenía preocupado como se iba comportar en la fiesta del próximo viernes. Ahora ese nerviosismo y confusión se fueron cambiando y fueron reemplazados por un poco de miedo. Después de todo es un león muy grande del que estamos hablando. La verdad sólo quiero que salga bien. No espero convertirme en su mejor amigo ni nada por el estilo, pero necesito que lleguemos a un punto en el que no me sienta incómodo de verlo. Sobre todo si ahora vamos a salir más seguido.
Estoy tan a gusto en la regadera que me quedo ahí durante un buen rato con los ojos cerrados y disfrutando de la música. Agarro el champú y comienzo a lavarme todo el pelo, debajo de los brazos y mi cabello. Ya casi estaba terminando de bañarme cuando Valentina toca la puerta.
—Ya apúrate, tenemos que salir en 30 minutos.
—Sí, ya voy. —La verdad me gusta mucho cómo se comporta Valentina conmigo, ella es muy disciplinada en cuanto horarios y mantener las cosas del departamento muy bien administradas. Excepto en mi cuarto que está hecho un desastre. De no ser por ella yo ya habría huido con mis padres de vuelta desde el primer día que me mudé.
Mi atención está en qué es lo que va pasar con Kender, sólo lo he visto y lo he tratado muy pocas veces, tener a una tercera persona en la casa por no sé cuánto tiempo me pone emocionado y al mismo tiempo incómodo. Pero no le debo dar más importancia.
Yo ya estaba saliendo del baño vestido y mientras me pongo mi chamarra, agarro el café que estaba en la unidad de alimentación. Le pregunto a Valentina que si ella ya está lista, me contesta de forma positiva. Los dos salimos del departamento todavía mojados de la ducha que nos habíamos dado pero el día está bastante soleado entonces la sensación me gustaba. Ya estando en la calle me despedí del portero y le pregunto a Valentina que cómo nos vamos a ir. Me contesta que su padre le prestó la camioneta para poder meter la mayor cantidad de cosas a ella.
—Muy bien, oye, ¿y donde es que vive tu amigo?
—Kender vive en Ecatepec, en un edificio de alta densidad. El problema es que lo despidieron de su trabajo hace un mes y no ha podido conseguir otro para cuidar a su madre. Pero ahora que ella ya está bien sigue sin trabajo y necesita conseguir otro, mientras no tiene dinero suficiente para una renta se va a quedar con nosotros. Pero te va caer muy bien, aunque sé que no lo has tratado mucho ahora que lo conozcas se van hacer muy buenos amigos.
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Hush
RandomNovela con contenido para mayores de 18 años. Un zorro adulto viviendo en la Ciudad de México se topa con varios problemas en su vida monótona llevándolo a tener aventuras con sus amigos y emociones que pensaba que nunca sentiría. La historia se des...