Rutina

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Como de costumbre en ese lugar nadie hacia nada, las bolas de papel abundaban asi como las palabras soeces, parecía que los profesores habían formado una especie de barrera hacia ellos pues parecía no importarles.

Unos se reían, otros gritaban, aquellos se retórcian en el suelo se estaban dando una golpiza, en una esquina un chico permanecía dormido mientras los demás tenían los ojos fijamente colocados sobre sus teléfonos, si hubiera que hacer comparación, sería una jaula de monos a los cuales no se les ha dado de comer en tres días y de pronto se suelta una banana.

Sonó el timbre de salida, y su escudera le hablo para retirarse.
Espero a su novia y se encaminaron, no había señal alguna de los decapitadores y en la clase habían estado en una esquina fastidiandose entre ellos.

Pasado un rato de estar en su casa, al terminar sus obligaciones, empezó a hacer tareas y al abrir su libro encontró una nota que decía literalmente:

Hola Super Hombre, no tenemos ningún problema en que invites gente a nuestras fiestas, pero es incomodó tener que golpearte con más público, así que alejas a esas mujeres o ellas pagarán el precio.

Gracias! Te queremos
Ted, Fideo y Murciélago.

Sólo soy una herida en el paladar, una que nunca sana por que no dejas de tocarla con la lengua, pero que no puedes parar de hacerlo.

El Super Hombre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora