5.Lio

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Mis padres me han mandado a comprar el pescado en el pueblo, el unico que hay en esta pequeña isla. Es un pueblo pequeño, lleno de callejones estrechos y de olor a sal y pescado fresco. Lleno de gente que viene de diferentes partes del mundo. Lleno de casas, con personas colgando la ropa en el tendedor para que se sequen. Muy diferente a Italia. Yo vivia en una ciudad, no un pueblo. Olia a agua de fuente, a pasta, a pizza, a alcantarilla, depende de por donde pasabas. La gente estaba metida en su mundo, pensando en su trabajo, en lo que haran despues y en ellos mismos. Tenias que tener siempre cuidado, porque en cualquier momento alguien podia estar robandote la cartera. Los niños se cogian fuerte de la mano de sus madres, porque es facil perderse entre ese remolino de personas.
-Perdone. -dice la señora mayor que me esta atendiendo. -¿Cuanto ha dicho?
Le repito la cantidad de pescado que quiero, intentando esta vez poner mas acento en mi ingles, me lo prepara y me lo entrega con una sonrisa.
-Que tenga un buen dia.
-Gracias, usted tambien.
Cuando me vuelvo hacia el puesto de al lado, veo una cara conocida. Esta pesando el pescado y enrollandolo en papel. Cuando levanta la vista de su trabajo, me mira. Al principio no me reconoce, pero luego vuelve a mirarme y sonrie.
-Gaia. -saluda. Sonrio al recordar mi nuevo nombre.
-¿Que haces aqui? ¿El socorrista no te necesita?
-No por las mañanas. -dice mientras enrolla otro tipo de pez en un papel. -Por las mañanas ayudo a mi tio a vender el pescado. -coge un nuevo pez. -¿Quieres hacerlo?
-Eeeeh... -miro los peces muertos, con los ojos y boca abierta. -No, gracias.
Él se rie.
-La proxima vez.
-No creo.
-Pues creetelo, porque la proxima vez lo haras.
Se aleja un momento para hablar con un señora que parece algo malhumorada. Miro el suelo. Me doy cuenta de que el ayudante del socorrista no lleva zapatos.
-Perdona, mi tia esta... De mal humor.
-¿Porque?
-Tonterias.
Nos quedamos en silencio un momento.
-¿Cual es tu nombre? -le pregunto finalmente.
-Leo. -dice con su acento americano. Pronunciando la "e" como una "i", "Lio".
Pienso en decirle que mi nombre es Gia y no Gaia, pero no lo hago. Me gusta que me llame Gaia. Es gracioso.
-Bueno, adios Lio. -me despido.
-Hasta luego.

El chico sin zapatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora