09. Mente Siniestra II

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Cuando el vídeo comenzó, Michael y Billy comenzaron a correr perdiéndose entre la gente, a pesar de que algunos les habían reconocido, pero había una extraña sensación en la atmósfera que ni siquiera les había permitido decirles algo. Ambos corrieron hacia el auto del chico Strode, el cual encendieron rápidamente, pues se encontraba a dos calles y seguramente ya habían salido a su búsqueda.

Accionaron el auto y Michael comenzó a tomar dirección sin casi ningún rumbo, aunque ni siquiera se mostraba seguro de haber ayudado al otro a huir.

— ¿Por qué haces esto? Sería mejor dejarme ahí y que me declaren asesino de una vez — Billy respondió mientras lágrimas salían de sus ojos. Decían que los hombres no lloraban pero al parecer con él sí sucedía aquello, así que no pensaba detenerse demasiado. 

— No lo sé, siento la necesidad de proteger al único amigo que tengo y realmente confío en tu inocencia. Algo me dice que puedo confiar en ti — Respondió el castaño tomando camino lo más lejos que pudiera esperando que una investigación no fuera iniciada en aquél lugar.

— Mis padres ni siquiera han querido venir, dicen que no saben si confiar en mí o no, pero mientras eso sucede, yo tengo que ingeniar todo para continuar en este mundo — Mencionó el joven que parecía ya no querer continuar con aquella historia que estaban viviendo - Deberías llevarme a casa -

— ¿Y dejar que te arresten? No lo creo, ambos sabemos que será el primer lugar dónde te buscarán, igual que a mí por ser tu amigo — Mencionó aclarando que era un juego en el que ambos estaban metidos.

— Sorprendente que te preocupes ahora por mí cuando antes parecía no importarte ni un comino — De todos los que conformaban el club, Michael y Billy eran los que estaban más distanciados pues habían tenido problemas personales que nunca habían terminado de resolver.

— Lo lamento — Comentó aquél mientras hacía un alto ante el semáforo que estaba frente a ellos. - Mi intención nunca fue abandonarte - Aclaró de manera sincera girando su rostro hacia aquél chico que estaba en el co-piloto.

Con aquellas palabras, ambos se quedaron en silencio por todo lo que restaba de camino, quizá pensando en lo que restaba de sus vidas o cómo después de ahí se meterían en un gran lío, pero eso no importaba demasiado cuando lo que realmente debía pasar era que encontraran una salida a tal motivo.

— ¿Por qué me traes aquí? — Preguntó Billy con intriga al ver que se trataba de las cabañas dónde habían ido de viaje hace unas semanas, causando el inicio de tantas cosas.

— Creo que sería el único lugar al que pensarían que nunca vendrías de nuevo — Michael anunció mientras comenzaba a bajar del auto en aquellas cabañas de sus padres. - El traerte aquí es para al menos protegernos el pellejo, a mi ya me tacharon de asesino una vez, a ti te lo harán ahora pero estoy seguro que podemos mostrar nuestra inocencia y si quizá buscamos detenidamente en el lugar, algo pudo haberse escapado a los policías - Pronunció cómo si fuera un policía de más alto rango.

— ¿Algo como qué? ¿Un pedazo de piel? ¿Algún otro cuerpo? — Mencionó sarcástico cómo si no hubiera otra alternativa para llevar a cabo.

El lugar estaba solitario, las cabañas habían servido de investigación para el cuerpo y debido a la promoción negativa que se había dado, el señor Strode había decidido cerrarlas por un tiempo, aunque no le afectaba demasiado porque estaba dentro de la política, así que era un negocio más para la familia.

Ambos chicos decidieron caminar hacia la cabaña dónde se encontraban los hombres, era algo verdaderamente magnífico imaginarse un viaje de jóvenes adultos, aunque no pudo ser perfecto.

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