2. El Callejón Diagon

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Hoy era el primer día del mes de agosto, hoy se había programado la ida al Callejón Diagon para comprar los útiles que se Annily utilizaría durante el año escolar. Annily estaba mas que ansiosa, la noche anterior no había logrado conciliar el sueño tan deprisa, todo por pensar que compraría primero al famoso Callejón Diagon. Sin embargo, eso no le fue una excusa para no levantarse temprano al día siguiente.

Incluso había preparado su ropa con anticipación, y se vistió con una velocidad sorprendente. Bajó a desayunar como de costumbre esa mañana, solo que de forma apresurada, tuvo que esperar a que su padre terminara con su desayuno para que así pudieran irse.

Habían optado a irse por medio de aparición continúa para llegar mas rápido, entonces se fueron hasta el pequeño vestibulo y descolgaron sus capas de viaje del perchero. Se tomaron de las manos y por lo menos el padre de Annily, era el que ya estaba capacitado a hacer aparición, logro transportarlos a su destino.

Siempre que hacían aparición, Annily sentía que le faltaba el aire en los pulmones y que se le comprimía el estomago, no era algo de que preocuparse por que ese era uno de los efectos de la aparición, solo que aún no se acostumbraba a esa extraña sensación.

Reaparecieron en un callejón algo estrecho con tiendas a ambos lados, decenas de magos y brujas entraban y salían de las tiendas con sus largas túnicas, y uno que otros con sus sombreros puntiagudos.

Tanto como la hija y el padre se soltaron de las manos, y cada quien empezó a caminar con su ritmo. Él comenzó a andar entre la gente sin ningún problema, con su típica forma de caminar apresurada, en cambio Annily tenía problemas para andar entre la multitud y para ver por lo menos a donde iba. Con tan solo diez años era mucho más baja que los otros de su misma edad, por lo que era arrastrada por la multitud al lado contrario a donde su padre se dirigía.

—Con permiso.... disculpe.... ¿me deja pasar? —decía para por lo menos darse oportunidad para avanzar.

Pasaba entre las capas, las túnicas y los bolsos; Finalmente chocó con un hombre de túnica oscura que inmediatamente identifico como su padre. Este la miraba impaciente, tal parecía que no había notado como Annily era succionada por la multitud de magos adultos.

—No tenemos todo el día, Annily —dijo— Tenemos que darnos prisa, no hay que demorar tanto.

Él continúo con su camino, dejando que ella se las arreglara de nuevo entre la multitud. Entonces se dio cuenta de que caminaban hacia un edificio, blanco como la nieve, que se alzaba sobre las pequeñas tiendas. Delante de las puertas de Bronce pulido, con un uniforme carmesí y dorado, había un duende era una cabeza mas baja que Annily. Tenia un rostro moreno e inteligente, una barba puntiaguda y además tenia los dedos y pies muy largos. Saludaron a su padre en cuanto este llegó a las escaleras, y a Annily, aunque esta paso como un rayo para poder alcanzar a su padre.

En el interior de Gringotts había otras dos puertas dobles solo que esta vez de plata, otros dos duendes eran los encargados de llevar a las personas a la siguiente habitación, que era un amplio vestíbulo de mármol. Un centenar de duendes estaban sentados en altos taburetes, detrás de un largo mostrador, escribiendo en grandes libros de cuentas, pesando monedas en balanzas de cobre y examinando piedras preciosas con lentes.

—Buen día —su seriedad llamo la atención de más de tres duendes desocupados, y uno de ellos lo atendió de inmediato— Estoy aquí para sacar dinero de mi bóveda de seguridad, soy Severus Snape.

Annily observó como el duende buscaba entre papeles la información sobre la bóveda de la cual su padre retiraría galeones. Cuando encontró la hoja correcta la leyó minuciosamente y luego dijo:

The Half Blood Princess (Harry Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora