8. La Cámara de los Secretos

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Durante unos días, en la escuela no se habló de otra cosa que no fuera lo que le habían hecho a la Señora Norris. Filch mantenía vivo el recuerdo en la memoria de todos haciendo guardia en el punto en que la habían encontrado, como si pensara que el culpable volvería al escenario del crimen. Siempre se le veía fregar la inscripción del muro con el Quitamanchas mágico multiusos de la señora Skower, pero no había servido de nada: las palabras seguían tan brillantes como el primer día. Cuando Filch no vigilaba el escenario del crimen, merodeaba por los corredores con los ojos enrojecidos, ensañándose con estudiantes que no tenían ninguna culpa e intentando castigarlos por faltas imaginarias como "respirar demasiado fuerte" o "estar contento".

No hubo palabras de Dumbledore al respecto, todos los profesores intentaban no hablar sobre aquello o incitar a sus estudiantes a preguntar para no verse obligados a dar información. Pero los estudiantes iniciaron sus propias investigaciones, de algún modo alguien logro asociar al Heredero de Slytherin con una cosa llamada La Cámara de los Secretos. Despues se supo que se mencionaba algo sobre la Cámara de los Secretos en La Historia de Hogwarts, el libro paso a ser el más solicitado a la bibliotecaria, La Señora Pince, una mujer de carácter severo y estricto, delgada y con la apariencia de un buitre mal alimentado.

Las filas en la biblioteca se volvían largas con decenas de alumnos solicitando el libro, y con los demás alumnos que  se formaban para asuntos escolares, se podía mencionar que ahora el prestar libros en la biblioteca requería demasiada paciencia y tiempo de sobra. Annily y su grupo tuvieron la infortuna de necesitar de un libro para Defensa Contra las Artes Oscuras cuando la fila llegaba hasta los pasillos, más allá de lo que era la biblioteca.

—La información de la Cámara de los secretos debe ser muy valiosa como para que se forme una fila así —comento Annily con exasperación, después de casi cumplir la media hora formada.

—Créeme, lo es —afirmo Colin a sus espaldas.

—¿Ya lo has leído? —le pregunto.

—No, pero he prestado a más de cinco personas mi ejemplar de Historia de la Magia, les cobro un galeón por persona.

Colín lucía feliz de por fin sacar provecho de esta situación, entre ambos había un acuerdo de no mencionar siquiera la famosa Cámara de los Secretos o al Heredero de Slytherin; Ginny se habia vuelto muy sensible respecto a esos dos temas.

La fila disminuyó poco a poco, hasta que llegaron al escritorio de la señora Pince, y esta sin apartar la vista de su maquina de escribir, habló:

—Si lo que vienen a buscar es una copia del libro de Historia de la Magia, por centésima vez ¡Ya todos los libros están prestados!

—No, quiero una copia del libro de Gilderoy Lockhart, Recreo con la Banshee. —Annily miró a Colin tras ella, y pensó en que Ginny se reuniría con ellos poco despues—. Mejor que sean tres.

La señora Pince se levantó, dejo la maquina de escribir encantada con magia para que continuara escribiendo sola, y se perdió tras los estantes que estaban por detrás del mostrador. Minutos después regreso con las tres copias, puso los sellos correspondientes y programo la fecha de regreso.

Annily y Colín por fin salieron de la fila , así que buscaron un lugar donde sentarse, encontraron un sitio y ambos comenzaron la lectura que Lockhart les había pedido acerca de su propio libro.

El alboroto en la biblioteca era muy breve, y mayormente era ocasionado por la señora Pince, quien ya estaba harta, y exclamaba que los libros de Historia de la Magia ya estaban todos prestados. Una vez lo gritó tan fuerte, que su voz resonó por cada rincón de la biblioteca, la enorme fila de espera se dispersó de inmediato al escuchar esto, con chicos y chicas por igual, decepcionados.

The Half Blood Princess (Harry Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora