Epílogo

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PDV Connor.

-¿Puedes decirme cuántos años tienes?

Benny sonrió mostrando sus pequeñísimos dientes blancos, contento de antemano porque sabía cómo responder a eso. En sus manos abrazaba un lobo de peluche puramente blanco del que nunca se separaba, y que habíamos apodado Jackie.

-Dos -balbuceó, levantando una mano y extendiendo sus dedos índice y medio. Sus ojos dorados me miraron expectantes, con repentina incertidumbre de si era la respuesta correcta.

-¡Muy bien! -exclamé, despeinando su pelo negro, que me recordaba siempre al de Marion. Ella me decía que había leído que había que felicitarlos por pequeños logros constantemente.

Benjamin rio y aplaudió, pero poco después miró alrededor y una tierna expresión preocupada surcó su rostro.

-¿Y mamá? -preguntó, no articulando del todo bien las palabras.

-Está hablando por teléfono, volverá pronto -le expliqué, decidiendo alzarlo. Había crecido bastante, pero me seguía pareciendo tan liviano y frágil como el primer día que lo había sostenido.

Ese momento parecía haber pasado hace una eternidad, mucho más que dos años. Había estado tan confundido e incrédulo...y ahora no podía imaginar mi vida sin ser tal como era: con Marion, y la manada, y Ben creciendo día a día justo frente a mis ojos.

El sonido de los pasos de Marion acercándose me sacó de mis pensamientos.

-Bueno...tengo una buena noticia y una mala -musitó, guardando su teléfono.

-¿Cuál es la buena? -quise saber, mirándola con atención mientras Benny agarraba mi cara entre sus manos como si fuera goma con la cual jugar.

-¡Me aceptaron en la editorial! Estás viendo a la nueva diseñadora de páginas de Fusion Daily -dijo con una amplia sonrisa.

-¡Eso es genial! Pero...¿y la mala? -pregunté con cautela, ladeando ligeramente la cabeza.

Marion suspiró.

-Mis padres llamaron justo después, la convención de papá se retrasó y no podrán venir para Año Nuevo... parece que será una celebración solitaria este año.

Benny estiró las manitos hacia ella, y dejé que intercambiara de brazos.

-Oh...-murmuré, odiaba ver su expresión desanimada, y pensé aceleradamente en algo que pudiera mejorarlo, lo que sea. La idea vino a mí de pronto.

-¿Y si lo celebramos con la manada? -sugerí, sonriendo levemente- es decir, nunca lo festejaron en su vida y hay considerables posibilidades de desastre, pero al menos lo pasaremos todos juntos.

Una sensación de alivio me recorrió el cuerpo cuando la vi sonreír, adoraba esa sonrisa suya que infaltablemente aceleraba mi corazón.

-¡Suena bien! -Dijo animadamente- ¿vamos a avisarles?

PDV Marion.

-¡No vayas tan rápido! -exclamé, al ver a Connor acelerar en su forma lobuna con Benjamin en su lomo. Él me miró y rodó los ojos, pero disminuyó la velocidad.

Llevaba con él el tiempo suficiente para saber que si ahora pudiera hablar diría algo como "te preocupas demasiado". Pero en mi opinión él a veces no se preocupaba lo suficiente.

Me arrebujé en mi abrigo mientras intentaba seguirles el paso; el cantar de los pájaros y las horas cada vez más largas de sol anunciaban que la primavera se acercaba, pero aún nos encontrábamos con ligeras nevadas y viento frío en el exterior.

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