Capítulo 15: Familia de Seis

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PDV Connor.

Los primeros indicios del amanecer ya se podían ver en el cielo para cuando salimos de aquél depósito, los rayos de luz como pequeños brazos alargándose a través de las nubes. La tormenta había disminuido, pero el frío se mantenía tan gélido como siempre.

Luego de haber decidido quedarnos con el pequeño bebé-lobo (hecho que aún no terminaba de asimilar del todo), decidimos ayudar a Boone a enterrar a su hermana; toda enemistad ya había quedado olvidada. Kim especialmente, siendo el alma tan caritativa que siempre era, se quedó a su lado, confortándolo ahora que había perdido a su mitad.

-Vamos a necesitar un vehículo más...seguro, ahora que lo tenemos a él -comentó Marion mientras caminábamos hacia la vieja motocicleta, ahora cubierta a medias por la nieve que había caído.

-Vamos a necesitar muchas cosas -añadí, sonriendo débilmente.

Casi llegábamos a la moto cuando Sharon se acercó y me estiró del brazo con brusquedad, alejándome un poco. No solía estar transformada en humana, pero era igual de fuerte en cualquiera de sus formas.

-Eso que hiciste allá, desafiarme de esa manera...-masculló, sus ojos dorados relucían con enojo.

Yo suspiré.

-No podía dejar que los mataras... -repliqué despacio.

-Ahora yo soy la alfa, Connor, tienes que respetar mi autoridad así creas que está bien o no.-hizo una breve pausa- ¿Recuerdas lo que Jack solía decirnos? "Una manada es como un reloj y cada pieza tiene su función, sólo si todos la cumplen...

-...el reloj marca la hora" -finalicé- sí, lo recuerdo, y tienes razón...intentaré no volver a hacerlo.

Ella bufó, pero pareció debatir consigo misma unos momentos y terminar por conformarse.

-Está bien...buena suerte con la cosita chillona –dijo con bastante sequedad, antes de irse junto con los demás.

Me giré hacia Marion, y ella estaba extendiéndome el bebé.

-Necesito que lo sostengas...a menos que tú quieras conducir la moto, y ya sabemos cómo termina eso. -dijo con una media sonrisa.

Lo miré: se veía tan frágil y pequeño...en contraste con mis manos grandes y toscas, y me preocupaba herirlo sin darme cuenta. Ella notó mi renuencia a alzarlo.

-No vas a lastimarlo –dijo suavemente, adivinando lo que pensaba- Ni ahora ni nunca.

La miré, sintiendo la confianza que tenía en mí emanar de su voz. Y creí en lo que decía.

Estiré mis brazos y sostuve al pequeño bebé, llevándolo contra mi pecho para mantenerlo más cálido.

PDV Marion.

Mientras volvíamos intenté concentrarme en conducir, pero a medida que el impulso del momento pasaba una cascada de pensamientos y preocupaciones comenzaba a inundar mi mente.

Todo esto estaba pasando tan, tan rápido... Hace sólo unos años era una simple adolescente cuya mayor aspiración era llegar a las vacaciones y encontrarse a cierto lobo en el patio de su casa. Y desde ese momento mi vida había dado un giro radical, todo se volvió una espiral de eventos mezclados, hombres lobo, cazadores, amor, la universidad, mudanzas...todo se había combinado hasta terminar en el presente, en esas dos personas que ahora estaban a mi espalda y a quienes amaba y protegería con cada fibra de mi cuerpo.

Y ahora era una madre. Una madre. Esa palabra sonaba tan extraña, tan ajena, era como si la estuviera escuchando en mi mente por primera vez, y no parecía corresponder a mí. Pero al mismo tiempo se sentía bien, me llenaba y henchía de una fuerza extraña.

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