Capítulo 3 - Iván

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  • Dedicado a Evan
                                    

({Este capítulo está dedicado a un amigo del pueblo en el que veraneo, Evan. Es francés y en español su nombre es Iván, me he inspirado en él en la parte física de mi personaje, porque en personalidad son completamente distintos})

Al llegar el último día de 4ºESO, Cindy estaba deprimida; no porque dejase la ESO, si no porque al día siguiente se iría derecha a la granja de su tía, en algún lugar perdido de Andalucía, España. Por esta razón, su madre le había enseñado español: para desenvolverse con su familia española.

Al día siguiente, Cindy se metió en el avión con mala cara, y llegó al aeropuerto deprimida y de mal humor. Un coche rojo la llevó hasta la granja, donde su tía Dolores le recibió con un delantal en la mano y una sonrisa en los labios:

-Ten, hija, ten, póntelo y ayu... ¡¿pero qué llevas puesto!?- Dolores observó el vestido ajustado por arriba y un poco suelto por abajo, el bolsito a juego con la maletaza, y unas botas de tacón - Anda, sube a cambiarte - También había visto su pelo teñido y sus lentillas azules, pero decidió no decirle nada.

Cindy bajó con un peto vaquero muy fashion y una camiseta rosa debajo, con una coleta perfectamente hecha recogida en una goma negra y unas botas de tacón un poco más bajas que las anteriores. Dolores miró sus botas con mala cara, y le tendió unas botas bajas negras, que Cindy aceptó con mala gana pero sin decir nada. Como había llegado a las dos en punto, la comida estaba ya lista y servida, y se sentó a comer con cuatro hombres (su tío Javier, su primo Javi de veintitrés años y ya con barriga cervecera, el agricultor Benito y el pastor Lorenzo) y dos mujeres (su tía y María, una chica que ayudaba a Dolores en todo lo que necesitase). Tras la comida, Dolores anunció que un chico nuevo vendría al día siguiente, un madrileño habituado al campo; Cindy no se ilusionó: se imaginaba un chico bajito y gordo que sólo haría más largas sus "vacaciones". 

Exactamente a la misma hora que el día anterior, el coche rojo que había traído a Cindy dejó en la granja a un chico moreno, de ojos marrones oscuros, con el pelo medio medio largo, delagado pero fuerte y una sonrisa cálida y amable que se  le borró cuando vio a Cindy; paracía que estaba luchando contra sí mismo por algo, pero en seguida reapareció la cálida y amable sonrisa y dijo:

-Hola, soy Iván, vengo de Madrid, de un pueblo muy cercano en el que trabajo en una granja cerca de mi casa - Cindy le dio la mano en un gesto falso, pero Iván se la apartó y le dio un cálido abrazo que irritó a la adolescente. Pensó que sería otro de sus muchos logros que se colgaría en su larga lista de conquistas, pero con él parecían no funcionar los trucos que Cindy usaba con los ingleses. Para Iván, Cindy era una idiota sin cuidado, porque creía conocerla: la famosa Cindy londinense que le rompía el corazón a todos los chicos que se atrevían a cercarse a ella más de lo que debían... No le impresionaban sus truquitos de niña de papá teñidita, por muy guapa que fuese.

Una historia de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora