Comienza la búsqueda.

1.8K 78 4
                                    



Draco P.V.

Los rayos de sol golpeaban mi cara. Con un gran esfuerzo abrí los ojos. Me estaba meando, asi que con cuidado de no despertar a Granger me salí de la cama y fui hasta el baño. Cerré la puerta y me desahogué, cuando terminé miré mi reloj de muñeca. Las siete y media. La hora perfecta para volver a la cama. Todo lo sigilosamente que pude volví a la cama y me arropé con esas sábanas impregnadas con "su" olor. 
Con un pequeño esfuerzo pasé mi brazo por su cintura, atraiéndola hacia mí, intentando conciliar el sueño de nuevo, cosa que me resultó imposible en cuanto empezó a moverse. Cuando se detuvo, abrí los ojos, y pude ver con mis ojos las marcas que aquel desgraciado le había hecho la noche anterior.

-Buenos días a ti también, Granger -comenté acercándola más a mí si eso fuera posible.

-Hola, Malfoy -contestó, dándome la espalda.

-¿Se puede saber que te pasa a estas horas? -pregunté, apretando los dientes y los dedos en su cintura simultáneamente, imaginándome la respuesta.

-Nada -contestó levantándose de la cama, pero antes de que se fuera más lejos agarré su mano y volví a tirar de ella hacia mi lado.

-Lo mejor va a ser que no lo pienses -comenté echándome sobre ella, y en el momento que iba a protestar proseguí- No pasó nada ¿No? pues ya está... destierra la noche de ayer a los recuerdos y punto. Además... ¿A dónde pretendes ir? No son ni las ocho...

-Tengo que ir al servicio -contestó con una pequeña sonrisa en sus carnosos labios- A no ser que quieras lavar mis sábanas.

-Me encantaría, señorita -contesté, dejando que se levantara para desaparecer por donde minutos antes había desaparecido yo.

-Me gustaría saber porque te quedaste anoche... -preguntó, volviéndose a echar a mi lado.

-No se, Granger -contesté pasando una mano por su abdomen, consiguiendo que se tensara, pero no me aparté- Me apetecía, además... así me ahorro el viaje de vuelta.

-Eres un creído-contestó mirándome a los ojos, mientras una pequeña sonrisa aparecía en su boca, consiguiendo que todo mi interior se retorciera de placer.

-Porque puedo permitirme el serlo, Granger -respondí, levantándome de la cama y poniéndome la poca ropa que me había quitado para dormir.

-¿Te vas? -preguntó, sentándose en el colchón, cubriendo sus piernas con la sabana.

-No pienses que te vas a librar tan rápido de mí, Granger -respondí mostrando le mi mejor sonrisa- Solo necesito una ducha.

-No tardes por favor -susurró sobando sus muñecas, ligeramente amoratadas.

-Tranquila... no te darás ni cuenta de que me he ido -sonreí para salir por la puerta y pensar en todas las gilipolleces que había hecho esa noche.
Rápidamente corrí escaleras abajo y entré a mi apartamento. Me duché, cambié la ropa y volví a salir por la puerta para volver a subir corriendo las escaleras.
Llamé al timbre y tras unos segundos la puerta se abrió, y una tímida Granger se hizo a un lado para dejarme pasar.

-¿No tardé tanto verdad? -pregunté, mientras ella echaba el seguro de la puerta.

-No, casi nada -sonrió, acercándose a la cocina- ¿Quieres café?

-Por supuesto -respondí, fijándome en que se había vendad las muñecas con vendas blancas- Granger... ¿No crees que exageras un poquito con esas vendas?

-No, Malfoy -respondió sin darse la vuelta- Tan solo quiero evitar todas las señales que ése me pudo hacer.

-Fue un pequeño desliz... -insinué, observando como se movía en la cocina, de un lado para otro, dejando mi perdición al aire con unos pequeños shorts de algodón- Me aseguraré de que no se te vuelva a acercar.

Dulces Mentiras. (Draco Malfoy Y Hermione Granger)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora