¿Una oportunidad?

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DRACO P.V.

Estaba en el sillón de la sala de estar, viendo el cacharro muggle éste, la televisión, con el volumen lo suficiente bajo como para oír las risas de la escalera. Me levanté del sillón y me acerqué a la puerta. Miré por la pequeña ventanita y vi como Granger reía con un tipo, a la pinta de lo más imbécil. Abrí sigilosamente la puerta y esperé apoyado en el marco de la puerta.

-Solo estoy un poco mareado -dijo el tío ése mientras Granger se acercaba más a él.

-Aquí hay gente que quiere dormir, Granger -dije recorriéndola de arriba a abajo con mi mirada- Bonitas piernas,

-Deja de incordiar, Malfoy -contestó, mientras tiraba del tío, que no dejaba de mirarme con mala cara.

-Granger, aviso con antelación -sonreí, ante lo que se me acababa de ocurrir, imaginándome su cara- Al mínimo ruido, gemido o cualquier tipo de sonido provocador, subo, y me apunto a la fiesta.

-Malfoy.... -comenzó, mientras la sangre se juntaba en sus mejillas- Ni muerta me acostaría contigo, así que deja de joder de una vez.

Con una sonrisa, observé como tiraba de la mano del individuo y yo entré al apartamento, cerrando la puerta tras de mí, me apoyé en la puerta cerrada y pensé en la cara de Granger al soltarle el alago a sus piernas. Si que tenía unas bonitas piernas, pero yo, Draco Malfoy, jamás se fijaría en una sangre sucia, y mucho menos en la sangre sucia por excelencia, amiga de San Potter, ¿o sí?...

Con un suspiro me acerqué al sillón, apagué el cachivache ese y me encaminé por el pasillo hacia el dormitorio. Una vez allí comencé a desnudarme, hasta que un ruido seco se oyó en la habitación. No pude evitar sonreír,¿así que la santa de Granger no era tan santa? Ya tenía nuevos motivos para meterme con ella. Sin parar de sonreír, me metí en la cama y en la oscuridad de la habitación me quedé dormido.

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Los rayos del sol golpearon mis parpados, consiguiendo que me despertara, tapándome con las sábanas la cabeza. Cuando me hube desperezado, me levanté y me dirigí a la cocina. Allí, en la ventana, había una lechuza que me miraba fijamente. Rápidamente me acerque a ella, que me tendió la carta y se marchó por donde había venido.

Querido señor Malfoy:

Me veo obligado a citarle en el ministerio. Hay ciertos puntos que debemos aclarar. Cuanto antes pueda pásese por aquí.

Atentamente.

Kingsley Shacklebolt
El ministro.

Mordí con fuerza mi labio inferior, intentando desahogar toda la rabia que sentía en ese momento. ¿Es que no me iban a dejar en paz nunca? Maldita sea.... Hasta los cojones me tenían todos. Que querría ahora este hombre con pintas de oso...

Me preparé un café y con tranquilidad me lo tomé sentado en el sillón del salón, mientras pensaba en que tal habría pasado su noche Granger. Con un movimiento de varita limpie la taza y me dirigí al baño. Me di una ducha rápida y me puse un traje negro. Me concentré en la entrada del ministerio y me desaparecí.

Tras el habitual tirón en el ombligo abrí los ojos y me dirigí a mi destino. Todo el mundo susurraba a mi paso, hasta que una cabellera pelirroja se interpuso en mi camino.

Dulces Mentiras. (Draco Malfoy Y Hermione Granger)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora