Al día siguiente me levanté en la mañana. Por alguna extraña razón quería salir y como obra de arte reencontrarme con Tyler, pero le había dicho que desaparecería por un tiempo así que espero que así sea.
Pero ayer me divertí bastante con él y quisiera repetirlo.
Me di una ducha antes de bajar a desayunar algo. Esta hora de la comida era la única vez que no comíamos juntos todos, porque cada uno dormía lo que se le plazca. Eran las 9:45 cuando me había levantado y había preparado un súper plato de cereal. Jamás me daban ganas de cocinar algo extravagante o diferente en las mañanas.
Desayuné junto a Annaleigh, Yulissa y Camila. Ellas siempre se levantaban temprano; después de eso, decidí salir. Sí, no podía evitarlo. Salir de la mansión era la gloria para mí.
El ambiente se había vuelto muy tenso estos días y no lo podía soportar.
Abrí la puerta y cuando estuve a punto de dar un paso fuera de la mansión una voz me detuvo.
Maldije por bajo.
— ¿A dónde vas? —Preguntó Alisson con una voz bastante autoritaria.
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Me giré sobre el mismo eje de donde me encontraba y sonreí con complicidad.
—A ningún lugar, pero pienso salir más tarde ¿Sucede algo con eso? —Respondí con una voz muy segura.
Alisson aún estaba en pijama y tenía su cabello recogido en una coleta alta. A pesar de estar en estas condiciones seguía viéndose bella. Lo que jamás sucederá conmigo.
—No puedes salir. —Se encogió de hombros mientras bostezaba y se cubría con las manos.
— ¿Por qué? —Pregunté mientras arqueaba una ceja.
—Ordenes de Emma. —Se encogió de hombros dando por terminada la conversación mientras se dirigía al comedor.
Solté un bufido y cerré la puerta con mucha fuerza del coraje, era el colmo. Caminé a la sala de estar y me puse a ver cualquier estupidez que apareciera en el televisor. No había nada bueno, pero a pesar de eso la mire fijamente mientras divagaba en mi mente.
No estaba consiente de cuánto tiempo había estado así, pero de lo que sí estaba consciente era que ya todos habían despertado.
Sentí una pequeña mano en mi pierna y baje la mirada a la niña de cabello castaño claro.
— ¿Puedes ponerme caricaturas por favor? —Camila sonrío cuando terminó de hablar, tenía una linda sonrisa.
Mire la televisión y asentí, tomé el control y le coloqué las caricaturas a Camila.
—Gracias. —Agradeció y sonrío nuevamente mostrando sus pequeños dientes.
Simplemente sonreí y me levanté para poder buscar algo con que entretenerme.
