Muevo mis manos de un lado a otro esperando a que Lucky termine de conectar el usb a mi computadora. Siento el nerviosismo recorrer mi cuerpo, así que trato de deshacerme de él tragando fuerte. Lo cual evidentemente no funciona.
Al fin una grabación se reproduce en la pantalla y sé que no es humanamente posible encontrar a alguien que esté más nervioso que yo.
La pantalla se encuentra en modo nocturno y parece ser un cuarto de una habitación, mi habitación. Frunzo el ceño y el nerviosismo es reemplazado por gotas frías de sudor y miedo.
Me veo a mí misma acostada durmiendo. Lucky adelanta el vídeo a las 3:03 a.m. y lo deja transcurrir normalmente. De debajo de mi cama hay un movimiento pero no sucede nada más. Vuelve a adelantarle a las 3:35 a.m. y es cuando mi corazón se queda helado. Un hombre estaba escondido abajo de donde duermo. Está todo vestido de negro pero trae una máscara blanca.
Se queda ahí de pie, nada más que observándome. Así por al rededor de una hora y media. Y después se va.
No se qué me sorprende más, saber que alguien extraño había estado en mi casa o el saber que Lucky me monitoreaba y no tenía ni idea.
Miles de cosas pasan por mi cabeza y ninguna es muy clara. Suelto un suspiro y tomo con mi mano el puente de mi nariz. Esto no podía ser posible. Es la clase de cosa que cuando lo ves en una película de terror no te causa tanto miedo porque sabes que no te pasará a ti.
Esa no era la única cámara en la casa, al parecer había una en cada cuarto lo que daba un total de 6 cámaras. Él único lugar en el que no existe alguna es en el baño, o eso me habían dicho ellos.
Veo que Haley quiere decir algo pero no sabe exactamente qué, así que mejor se queda callada.
Me muestro tranquila para que no puedan ver cuán perturbada me encuentro. El silencio establecido entre los 3 lo único que hace es aumentar mis nervios y miedos.
—Ésta persona... mmm... ¿como cuántos días lleva entrando y saliendo de aquí? —entrecierro los ojos como si eso pudiese amortiguar el golpe de su respuesta.
—2 semanas —responde Lucky con una tranquilidad sobrenatural. Habían pasado dos semanas en las que un extraño había estado conviviendo conmigo sin que yo lo notara. Espeluznante.
—Wow, eso es mucho tiempo —digo—. ¿Crees que tenga malas intenciones?
—Eso no lo sé Amy, pero tampoco te dejaré aquí a su merced esperando a comprobar mi teoría de que quiere algo de ti —Lucky inserta sus manos en sus bolsillos delanteros como suele hacer cuando trata de convencer a alguien. Incluso tiene las cejas un poco alzadas. Él sí quiere que viva con él.
Por más que le diera vueltas al asunto. Había tres opciones, pero irme a vivir con Haley y Neels no era una de ellas. Ser mal tercio jamás estaría bien. Y luego estaba el pasar las siguientes noches en un hotel hasta que la Policía arreglara esto. Y mi menos favorita... vivir con Lucky.
Aunque el hotel era tentador, no tenía el suficiente dinero para pagarlo.
—Lo haré —digo con voz firme—, pero sólo hasta que sea seguro regresar.
Una sonrisa se dibuja en el rostro de Lucky. Josh pasa por mi mente, tendría que comentarle todo esto lo antes posible. Llevábamos saliendo al rededor de un mes y medio, y el hecho de que yo viviera con mi "ex" sabía que no le caería muy bien.
Lucky se despide de mí y de mi mejor amiga y se marcha.
Al cerrar la puerta, Haley lanza un pequeño grito de emoción.
— ¿Qué? —pregunto.
—No te hagas la desentendida Am, vivirás con Lucky —suelta otro grito de alegría y aplaude como una foca—. Algo bueno tenía que salir de esta situación.
—No me encuentro feliz por eso Hals, él tiene una prometida de cualquier manera, nada pasará entre nosotros.
— ¿QUÉ? Ese bastardo me mintió —suelto una carcajada por lo roja que se torna su cara—. De haber sabido eso, no hubiera insistido... lo siento mucho Amy. Soy oficialmente la peor amiga del mundo.
Los cambios hormonales de Haley siempre me habían sorprendido, un minuto podía estar enojada y al otro sonriendo como si nada hubiese pasado. Como ahora, que está hecha un mar de lágrimas.
—Hey, no es tu culpa. Sé que quieres lo mejor para mí Hals, y agradezco tu preocupación pero estaré bien.
La abrazo fuertemente y su llanto incrementa. Acaricio su cabeza y le susurro que todo estará bien, mis palabras son para ambas. Porque yo también quiero creerlas.
Nos separamos y ella se dirige al baño a lavarse la cara. Yo camino hasta mi cuarto y me siento perturbada al saber que el lugar que yo consideraba el más seguro ya no lo es.
Cierro la puerta y recorro con la vista el cuarto vacío. Lucky y Haley ya se habían llevado todo, a excepción de la cama y mi tocador. Me acerco a éste último y recorro la superficie con mis dedos. Abro un cajón y dentro de él encuentro un pedazo de papel doblado. Lo tomo, y lo desdoblo.
27
Era todo lo que decía. ¿27 qué?
—¡Haley!
Ella entra muy rápido ante mi llamado.
— ¿Es esto tuyo? —le muestro el papel y veo una interrogativa en su rostro.
—Mmm no que yo recuerde, ¿por qué?
—Estaba en el cajón, yo tampoco recuerdo haberlo dejado ahí. ¿Lucky y tú dejaron todo vacío?
—Sí, ésta mañana nos encargamos de que no quedara nada. La casa estuvo sola cuando nos llevamos tus cosas, pero yo me encargué de cerrar todo. Lo juro.
—Shhh —callo a Haley y agudizo mi oído. Unos pasos suenan en la sala. Haley también parece escucharlos porque sus ojos se abren como platos.
—Quédate detrás de mí y no hagas ningún ruido —le susurro.
Ella asiente con la cabeza y pone una de sus manos sobre su boca y la otra en mi hombro. Avanzo lentamente a la puerta seguida de mi mejor amiga.
Giro la perilla tan despacio que parece que no se está moviendo. Abro la puerta y me pego a la pared, en medio del pasillo hay una sombrilla, tomo una respiración profunda y me lanzo a tomarla para girar y enfrentar a quién sea que ha entrado.Para mi sorpresa, y alivio, es sólo Josh en la cocina. Suelto un gran suspiro y corro a abrazarlo. Haley asoma la cabeza y corre a golpear el pecho el Josh.
— ¡No vuelvas a asustarnos de esa manera idiota!
El llanto de Haley llega de nuevo y unas lágrimas escapan también de mis ojos. Josh lo nota y su rostro se suaviza. Nos envuelve a las dos en un abrazo de oso y es cuando me doy cuenta que él puede hacerme sentir en una manera en la que Lucky no puede... me hace sentir segura.
ESTÁS LEYENDO
|| Gasoline || Lucky Blue Smith
Novela JuvenilÉl era gasolina y yo el fuego. Separados no éramos nada. Pero juntos podíamos quemar el mundo entero.