Azul Cielo

567 70 2
                                    

  ♦♦♦♦♦♦♦♦♦ 


Ya era la tercera vez que llamaban a su puerta y deseaba que fuese la última.

La luz del cuarto desaparecía gradualmente, conforme el crepúsculo se consumía.

Era hora de la merienda, pero Martín no tenía hambre.

Los últimos días había hecho lo posible por evitar a sus padres, así que saltarse las comidas y regresar a la cocina durante la noche para robar un bocadillo se había vuelto su rutina

Faltaba poco menos de un mes para llegar su cumpleaños y desde que la cuenta regresiva había iniciado, sus padres no se habían dignado en dejarlo tranquilo.

A partir de los 18 ya podía casarse y formar una familia. Pronto comenzarían las visitas de pretendientes. Las citas y los acuerdos. El compromiso y el matrimonio.

Si todo salía de acuerdo al plan, el próximo año ya tendría un hijo.

Toda esa idea aterraba a Martín casi tanto como lo que le disgustaba.

Desde luego él no era como sus amigas, quienes hablaban de huir y casarse con su pareja predeterminada. Ya que no creían en matrimonios arreglados.

Aunque en el fondo, todos sabían que no tenían el valor para ir contra sus padres.

Martín no quería encontrar al amor de su vida. O al menos sus planes de vida no giraban en torno a eso.

Lo que el rubio quería, era libertad.

Uno de sus mejores amigos, Luciano, ya había cumplido 18 y Martín era quien debía escuchar todas sus quejas.

No más fiestas, ni salidas. No más fútbol, ni música.

Solo citas para encontrarle otra Primaria compatible.

Suspiró en la inmensidad de su cuarto ante ese recuerdo. La situación de su amigo lo deprimía bastante, ya que el moreno le había confesado hace meses lo interesado que se hallaba en su primo, Sebastián.

Sebastían tenía un color celeste, era tan claro que sus posibilidades de conseguir pareja eran ínfimas. A menos, claro, que consiguiera una pareja de un color azul profundo.

Luciano era color amarillo. Quizás lo mejor hubiera sido que no se conocieran. O tal vez fuera el chico de la marca amarilla quien realizara esa loca idea de huir con el enamorado.

Su mirada paseó por las repisas llenas de premios por variados deportes. Él resaltaba especialmente en el futbol.

Recostado en la cama, aprovechó de desabotonar los primeros botones de su camisa, dejando su pecho expuesto.

Sobre su piel, una inmaculada marca color azul "puro" cubría toda la zona donde debía estar su corazón.

Chasqueó la lengua e hizo una expresión de irritación. Si tan solo fuera un color más oscuro o más claro, de seguro su futuro tendría más libertad y él podría seguir saliendo con sus amigos tanto como quisiera.

Había visto fotos de él cuando bebé, en ese entonces la marca era apenas un punto.

A veces llegaban a medir un centímetro, pero nunca pasaba de eso en el nacimiento.

Las marcas crecían con uno y sus padres vivían recordándole que debía estar orgulloso de ella. Al menos no era tan malo como con Catalina, cuya marca roja cubría toda la zona de su nuca y cuello.

Comenzó a preguntarse si su pareja predeterminara también tendría problemas con su mancha.

Escuchó los golpes en su puerta nuevamente.

Su cuarto ya estaba completamente a oscuras.

Lo mejor en ese punto, sería echarse a dormir.

  ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦                   

Marcas: Son porciones de piel con un color en especifico. Se pueden encontrar en absolutamente cualquier zona. Al momento de nacer, estas varian desde tres milímetros hasta un centímetro. En la edad adultas están pueden llegar a cubrir grandes secciones del cuerpo.
Pueden ser varias o puede ser una.

Pareja predeterminada:  Según creencias populares, para cada ser humano hay otro con una marca complementaria a la suya. Esta debe tener a misma forma y ubicarse en el mismo lugar. Se cree que es con él fin, de que ambas personas al reproducirse engendren un Melano. Si bien los casos no son imposibles, son bastantes extraños. Ya que nada índica que la persona predeterminada se halle en la misma linea temporal que su pareja.
Aunque el ultimo año, han habido más casos que en las ultimas tres décadas.
Sin importar el sexo, la clase, ni la edad. Las parejas predeterminadas siempre pueden procrear.

Castas secundarias o Secundarios: Naranjo, Verde y Morado. Estas castas cuentan con trabajos normales, sus habilidades no están desarrolladas como las castas primarias. Solo las mujeres pueden engendrar.

Si dos secundarios del mismo color se cruzan:

50%Color de sus padres - 50% Color de alguna de las castas primarias que crearon su color.

Si dos secundarios de diferente color se cruzan:

99,9% Machado - 0,1% Melano

Por algún extraño caso de la genética, si un secundario y un Manchado se cruzan es imposible determinar a que casta podría pertenecer el niño. Hay casos donde ha nacido Manchado o Secundario y otros donde hasta niños Sanctus han aparecido.

▶ Hijos del Arcoíris ◀【 ArgChi - Irisverse】CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora