Excusas

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Su mejilla ardía, la bofetada de su madre había quedado marcada en su rostro.

Martín, por inercia, había ido al lado contrario de su madre en busca de la protección de su tía.

La última vez que había recibido una bofetada fue a los quince años, cuando se le salió una palabra "prohibida"; así se le denominaba a las expresiones que solían tener los países antes de la gran guerra.

Era normal que los Manchados usaran esas palabras, pero para alguien en el estrato de Martín era simplemente inaceptable.

Había dicho "boludo" en medio de una discusión con su primo.
Ahora esto.

Su madre fue la primera en reaccionar cuando Martín terminó de dar su discurso acerca de tener un Manchado en vez de conseguir otra u otro Sanctus.

No solo un Manchado, sino que un hombre.

La mujer no tenía ni la más remota idea de lo que planeaba Martín, al menos desde lo que ella había visto su hijo era heterosexual. Aunque claro, todo era parte de la táctica del rubio. Embarazar a un chico era mucho más difícil que con una chica, y eso era exactamente lo que buscaba el Sanctus; tiempo.

— ¡Por el amor de Iris, Lavinia, tranquilízate! —suplicó Antonio con un tono de voz mediador, mientras abrazaba a su esposa por la cintura.

Sabía que si la soltaba, las cosas se pondrían peor.

—¿¡Cómo te atreves a faltarnos el respeto de esta manera!? ¡En especial a tu tía! Sabes lo difícil que es conseguir una cita con una Pictor de su calidad y tú simplemente...

Pictor era una profesión nacida luego de la Gran Guerra, algo así como las casamenteras de hace siglos. La única diferencia es que los Pictor se encargaban de estudiar el árbol genealógico de las familias y mediante un arduo trabajo de investigación, juntaban a los individuos más compatibles al momento de procrear un Sanctus o un Primario.

Felicia, a diferencia de su gemela, era una Secundaria. Las probabilidades de que eso aconteciera eran terriblemente bajas. O ambos bebés eran uno o lo otros. Primarios o Secundarios.

Sin embargo, su familia no tenía en mente abandonar a la gemela en un orfanato a su suerte. Ya todo había sido planeado para dos niñas y dos niñas criarían.
No podía conseguir un trabajo de tanto rango como su hermana mayor, pero tampoco pensaban dejarla trabajar en algo mediocre.

Felicia se volvió una Pictor y una increíblemente buena en realidad. A pesar de que a simple vista no pareciera una mujer del campo científico, los conocimientos de Felicia sobre el campo de genética sobrepasaban los de varios Primarios.

Lavinia tomó una bocanada de aire, tratando de serenarse. Pero es que simplemente no le cabía en la cabeza.

Había educado a ese chico lo mejor que pudo y desde sus primeros años había dejado en claro que esperaba tener un o una nuera que fuera Sanctus como él.

Por eso habían decidido no tener más hijos.

Por eso se operó para no embarazarse nuevamente.

Porque teniendo a Martín, no tenía nada de qué preocuparse.

Pero ahí estaba su hijo, al borde de ser mayor de edad. Diciendo que quería un Manchado.

¿No hubiera sido más fácil pedirle entrar en una cárcel a casarse?

▶ Hijos del Arcoíris ◀【 ArgChi - Irisverse】CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora