Idea Dorada

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— ¿Y si te consigues un manchado?

La propuesta del moreno lo tomó por sorpresa.

Habían salido a dar algunas vueltas a la ciudad y beber algo. Luciano aprovechaba esos momentos como excusa para no tener que ir a esos incómodos encuentros con chicas de su casta. Pero también sabía que el cumpleaños de Martín se acercaba vertiginosamente y que esto lo tenía preocupado.

No tuvo que insistir mucho para que Martín soltara todos los pensamientos e inseguridades que había estado guardando todo ese tiempo.

Al fin y al cabo, él aún tenía tiempo para hacer un plan de salvataje.

—Sabes que mis padres se molestarían, ademá... —fue interrumpido bruscamente.

—Pero no te lo negarían. Si te casas con otra Sanctus, tu vida será tener que embarazarla mientras consigues un trabajo ejemplar. No solo eso, tantos tus padres como tus suegros estarán sobre ti como moscas sobre miel, criticando todo lo que haces e indicándote lo que debes hacer.

Martín sabía que Luciano no hablaba por hablar, debido a su hermano mayor, Joao sabía de primera mano sobre esas cosas.

—Pero... yo no quiero una pareja aún. Digo, me ha gustado tener novias y eso. Pero de ahí a formar una familia con esposa y esas cosas...

—Un manchado no es una familia y lo sabes. —Luciano quizás sonó rudo, pero era cierto. Nadie de la clase alta los tomaba en serio.

Era usual que algunos mayores de las altas clases, no solo tuvieran esposas y esposos, sino que también tuvieran una buena cantidad de manchados, elegidos meticulosamente por sus buenos rendimientos al momento de procreas clases altas.

—Será como una mascota... solo tú mandaras sobre él. Le darás comida, alimento y ropa. Le darás una mejor vida y tú también mejoraras la tuya. Tus padres no tendrán cabida en eso, a excepción de preguntarte si está esperando un hijo o no.

Martín se quedó sin palabras.

Si bien él no se imaginaba así su vida, no podía sino pensar que era su mejor opción de momento.

— ¿Y por qué tú no haces eso? —salió de sus labios, sin siquiera pensarlo bien.

El rubio notó como la expresión de su amigo se deformaba en tristeza.

—Créeme que me hubiera gustado, pero ya es muy tarde, Martín. Hay por lo menos cuatro familias interesadas en mí. Y desde que Joao se cansó y huyó con esa secundaria, mis padres me tienen como su única esperanza de recuperar su honor.

Martín lo miró con pena y dio el tema por terminado.

Él tampoco podía hacerle pasar eso a sus padres.

Tal vez solo necesitara al manchado un par de años, antes de tener claro que hacer con su vida y esas cosas.


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¿Quien lo hubiera dicho? Al fin y al cabo, me entretengo bastante escribiendo esto. Supongo que seguiré escribiendo por un tiempo más. Y aprovecharé de disculparme con las personas que leen esta historia y la encuentran muy confusa ;P

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