Verdades, Dudas y Elecciones ♦Primera Parte♣

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—¿Y cómo es esa Tiare? Sinceramente no la recuerdo bien —comentó Martín con un tono aparentemente despreocupado, mientras comenzaba a poner la mesa para desayunar.

Manuel por su parte, estaba cocinando unos huevos revueltos mientras las tostadas se preparaban en el tostador.

Ambos chicos poseían ojeras. Ninguno lo había comentado, pero quedaba claro que habían pasado una mala noche. Habían pasado dos días desde que tuvieron esa discusión en el parque y al parecer, las secuelas seguían presentándose.

A veces, detenían sus acciones diarias un par de segundos y las retomaban de la misma manera inesperada. Recordando los hechos acaecidos en esa ocasión. Con todas esas palabras y confesiones que fingían inexistentes.

O casi. De la nada hablaban del tema como si fuera algo normal. Como si desde un inicio hubiera estado planeado de esa manera. O mejor dicho, actuaban como debieron hacerlo en un principio, solo que ahora era más doloroso.

—Bueno, ella... —Manuel dejó de revolver dentro de la sartén, dejando que los huevos se enfriaran un poco-. Tiare es preciosa... Tiene unos ojos enormes y del color del cielo. Sus pestañas son tan largas y bonitas —su tono de voz se suavizó, a diferencia de como solía hablar con Martín. Se notaba cariño puro en sus palabras—. Su cabello es hermoso y tan suave ¡Y su sonrisa! —recordó de repente. Últimamente había estado demasiado enfocado en Martín y hasta se sentía un poco culpable por eso—. Su sonrisa es perfecta, te dan ganas de hacer cualquier cosa por no verla triste. Aunque como yo solía meterme en problemas siempre, era normal verla preocupada.

Puso la sartén sobre un plato grande en medio de la mesa, para luego ir a buscar el pan tostado.

Curioso. Hasta ese momento Martín no había hecho ningún comentario, así que el manchado se volteó hacia el rubio, topándose con una escena que le llamó por completo la atención.

Martín, quien estaba sentado ya a la mesa, lucía completamente serio.

Obviamente Manuel no era un tonto, sabía que era imposible que Martín siempre estuviera de buen humor. Tan solo, ese gesto en ese momento y luego de lo hablado lo tomó realmente por sorpresa.

—Casi suena como si ella te gustara —mencionó finalmente Martín, de manera estoica.

Manuel se quedó quieto por algunos segundos, terminando de analizar lo que el rubio acababa de decir, para que finalmente una risa brotara de sus labios.

—¿Es en serio, Martín? —el menor se volteó hacia él, con una sonrisa burlona—. Si no te conociera, diría que estás celoso.

El contrario no pudo responder, en ese punto Manuel ya estaba sirviendo dos vasos con jugo de naranja para acompañar el desayuno. Además, Martín tampoco quería responder.

Y no, no era porque estuviera celoso. No había motivo para estarlo. Sin embargo, cierta idea "tonta" a su parecer se había instaurado en su cabeza y susurraba una sentencia que lo ponía terriblemente incómodo.

—No es eso... —declaró, poco antes de servirse una porción de los huevos revueltos en su plato—. Es una cosa rara, de seguro te vas a reír si te digo... si es que no te enojas.

—Sabes que me estás picando la curiosidad ¿no es así? —comentó el de cabellos castaños, antes de llevarse el vaso a los labios y beber un poco.

—Tal vez —respondió Martín, con una de esas sonrisas pícaras que a Manuel siempre le daban la impresión de estar escondiendo algo.

Luego de eso, cambiaron de tema. Pero antes, Martín encendió la radio para escuchar algunas de las canciones que tenían para esa mañana. Manuel no era especialmente aficionado a ellas, arguyendo que todas sonaban prácticamente igual, así que escuchar una era escuchar todas.

▶ Hijos del Arcoíris ◀【 ArgChi - Irisverse】CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora