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– ¿Tú también extrañas a tu papá, verdad? – Por más que lo intentaba no salían palabras de su boca, así que Gracie sólo asintió. – Yo también… Aunque nunca lo haya conocido. Pero no importa, mami dice que yo soy el hombre de la casa– Gael sorbió los mocos que amenazaban con escapar de su ahora roja nariz. – Entonces tengo que proteger a mi mami y a mi hermana todo el tiempo, soy como un súper héroe. Nada más me falta mi capa. – El niño se levantó de la banca, se paró derecho y llevo sus manos a su cadera, adoptando una pose que en su cabeza lucía bastante heroica.

La pequeña dejó salir pequeñas risitas, Gael la hacía feliz.

– ¡Miren, vengan  a ver! ¡La muda está hablando con Gael! – De repente la mitad de su salón de clases estaba formando un círculo alrededor de ellos. – No me digas que ahora son novios y que se van a casar.

–Déjennos tranquilos, Adrian. Váyanse a jugar a otro lado. – Gracie se había escondido detrás del niño.

– ¡Ay! ¿Te quieres quedar solo con la muda para darle besos en la boca, verdad? – un coro de “ews” se hizo escuchar por parte de los otros niños, seguidos de un rítmico “son novios, se besan, son novios…” Que parecía no tener fin. Al borde de las lágrimas (y de un ataque de pánico) Grace salió de su escondite, arrepintiéndose inmediatamente. – ¡Cállate, cállate, cállense! – Gritó a nadie en particular, buscando la manera de salir corriendo de allí, pero sus piernas parecían no hacerle caso.

– ¡La muda habló! – Suspiros de asombro, incluso por parte de su amigo. Era la primera vez que la niña hablaba en frente de ellos. Luego fueron risas las que llenaron el lugar… Y un golpe fue lanzado a la cara de Adrián.

– ¡Ella no es ninguna muda y no le vas a decir así nunca más! – El pequeño estaba rojo de furia, y por alguna razón sus ojos se estaban tornando llorosos. ¡Pam! Otro golpe, esta vez dirigido al estomago de Gael.

Grace estaba allí parada, no sabía qué hacer. Todo había pasado de estar en total calma a ser un desastre en menos de dos minutos. Repentinamente, sintió un gran dolor de cabeza, Alejandro había jalado de su cola de caballo tan fuerte que Grace no pudo contener más sus lágrimas.

Un último puñetazo fue lanzado contra el rostro de Alejandro.

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–Graciela, yo no sé cómo decirte, cómo explicarte, que yo tengo que trabajar. Tengo que trabajar todo el día para poder pagar tu escuela, la comida, tu ropa, el gas y pare usted de contar. No tengo tiempo para venir a cada momento y arreglar tus mierdas del colegio, Grace. Quiero que me digas exactamente qué pasó.

Gracie únicamente escuchaba a su mamá con la cabeza gacha. – Es que mami, yo estaba hablando con Gael, entonces unos niños nos estaban molestando y entonces Adrián le pegó a él, y después Alejandro me jaló del cabello y a mí me dolió mucho y– Los sollozos habían vuelto y no la dejaban terminar.

– ¿Y entonces le pegaste a Alejandro? – La menor logró murmurar un sí. – Bueno. Te defendiste de ese niño… Y es algo más de lo que yo jamás llegaré a hacer. – Esto último lo dijo más para sí misma que para su hija. La madre dio una larga pausa, luego continuó. – Mira Graciela, no quiero volver al colegio y que me digan que tuviste otro problema con tus compañeros, pero si alguien alguna vez abusa de ti quiero que te defiendas como lo hiciste hoy.

Y entre lágrimas y lamentos Gracie ahora sonreía, pues eso era lo más cercano que había estado de un “me enorgulleces, Gracie”. Pero había una duda en su cabeza. – Mamá, hoy estaba hablando con Gael de nuestros papás, él tampoco tiene papá y yo te quería preguntar… ¿Cuándo vuelve mi papá, mami? – La mirada de la mujer se cristalizó.

–Tu papá no va a volver, Grace. Ya hablamos de esto.

– ¿Pero por qué? Yo extraño a mi papá, y él es más mejor que Erick ¿Ya no quieres a mi papá, mami?

–Gracie, yo amab- Amo a tu papá, pero él era una mala persona, una muy mala persona… Y eso me volvió una mala persona a mí también.

– ¿Es por eso que Erick te pega, mami? ¿Porque eres mala? – Su mirada volvió a cambiar, sus ojos esta vez brillaban por una razón totalmente distinta.

–Eso… Eso es mucha más complicado Grace, no creo que lo entiendas.
–Si voy a entender mamá, ya soy grande.

–Ya te dije que no, Grace. – Pero ahora una nueva duda había surgido. – Mami, ¿por qué tú no te defiendes de Erick?

– ¡Ya basta, Grace!

Mami se había molestado y Grace volvía a sentirse triste. Ella no quería que mami se molestara

Había una vez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora