Fragmentos

Bueno para las batallas, malo para...

Viñeta | Todo público | Canon.

Resumen: "todos son buenos para algo"..., da la casualidad que Alain para cierta actividad no lo es y Mairin..., Mairin, para su pesar, hará lo suyo.

(Advertencia: spoiler del capítulo 45 de Pokémon XY&Z. ¡No me contuve, tenía que escribir algo sobre eso! Y... eh, ¿un poquito de OOC?).

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Mairin tenía un rato así, simulando sonrisitas burlonas cada que estaba por ser descubierta con otras más evidentes. Por supuesto que al joven no le hacía ninguna gracia, en otra oportunidad tal vez ni le habría importado, pero se sentía muy aludido como para pasarlo por alto.

Metió las manos en los bolsillos de su chaqueta y resopló. Fue mucha vergüenza para un solo día. No, ¡para una sola mañana! Mala la hora en la que abandonó del laboratorio y malísima la que aprovechó la novata para invitarlo al "pequeño" evento que el profesor Ciprés había organizado siguiendo la iniciativa de las artistas que llegaron a la cúspide de la Clase Maestra. Estaba bien si salían a caminar poco, ¡estaba bien si se detenían a apreciar el espectáculo un momento! Tarde recordó que cuando Mairin entraba en confianza, no se contenía si de pedir se trataba.

Una pieza de baile era un buen ejemplo.

Negó con la cabeza para sí. No, eso ni siquiera fue un baile decente, fue más una combinación de maniobras descoordinadas que estaba lejos de asemejarse a la de otros en el público.

"Lo rescatable es que ella no se cayó ni una vez..., pero porque estuve sosteniéndola".

Recordar las improvisadas piruetas que debió añadir a su ya 'peculiar' mezcolanza de pasos para evitar que la pelirroja tuviera un doloroso encuentro con el suelo le habría hecho poner mejor cara si no fuera por una nueva risita mal disimulada de su parte.

Se propuso reunir paciencia. La chica estaría así el resto día, cuanto mínimo hasta regresar a la casa del profesor, podía apostarlo.

—En fin, al menos uno de los dos sí se divirtió.

— ¿De qué estás hablando? ¡Hasta bailaste! Aunque mal, pero nadie nació siendo bueno.

—Tiraste de mí, es distinto. Y no es que baile mal, solo lo hago de una forma diferente.

—Al fin y al cabo te moviste. ¿Verdad, Chespie?

El pequeño emitió su característico sonido en señal de afirmación, Alain desvió la mirada un tanto apenado y Mairin se dio por ganadora chocando palmas con el Pokémon en su hombro.

—No me dejaste opción...

—Admítelo... ¡fue fabuloso! Es la primera vez después de la liga que sonríes tanto.

El muchacho parpadeó un par de veces y fijó su atención en su compañera. Esta, inmune, tarareaba y veía vagamente a lo largo de la calle las tiendas que cerraban tras los primeros avistamientos del atardecer. Concordaba con que había estado de buen humor luego de superar la depresión a causa de las secuelas que dejó en él su participación indirecta, y paradójicamente muy directa, en el Equipo Flare, mas no esperó que alguien se lo hiciese notar o que en especial fuese ella; era sensible con las personas de su entorno, en una oportunidad hasta él tuvo que aprovecharse, por ello no debía ser extraño pero le alegró estar entre sus prioridades.

— ¡Aún bailando fatal!

La minúscula curvatura que se formara en su rostro por tan reconfortante pensamiento se petrificó y después se deshizo, volviendo así al principio.

—Todos tenemos talento para unas cosas.

—Y para otras no, te delatan tus dos pies izquierdos —Con aquella exclamación se dio la libertad de reír y Chespie le secundó; sin embargo...—. ¿Qué... qué haces?  ¡Oye! ¡Duele, Alain!

—Por eso digo que somos buenos para algo... Yo lo soy para tirar de tus mejillas.

—Es que tú... ¡Auch! ¡Para ya!

— ¿Zanjamos el tema entonces?

— ¿Por qué te avergüenzas si...? ¡Ay, ay!

— ¿Por favor?

— ¡Duele! —Se quejó—. ¡Está bien, está bien, tú ganas, suelta ya!

—Perfecto —dejó los enrojecidos mofletes y la más joven los masajeó para dispersar el dolor. El primero recobró los ánimos de antes a costa de los de ella; estaban a mano—. Y es cuestión de ritmo, todo se logra con práctica.

—Como digas, señor campeón...

Alain paró en seco y Mairin, todavía con las manos en los costados, le imitó. Volvió sus ojos color caramelo y lo halló entrecerrando los propios, como si meditara sus últimas palabras. Chespie se limitó a guardar silencio por el extraño ambiente. Desconocían que le resultaba incómodo que lo llamaran como tal; sentía que el título le quedaba muy grande y que tal vez no lo merecía. Aunque suponía que Ash no lo pondría en discusión y se esforzaría en hacerle entrar en razón, las cosas eran muy distintas si lo debatía consigo mismo.

"Campeón", pensó con ironía. "El vencedor, el que ha llegado a la cima. Si tengo que ser lo más parecido, esto es prácticamente absurdo".

— ¿Alain?

—Me decidí.

— ¿Qué? —preguntó. Aquel tomó su mano y echó a correr, obligando a Chespie a sostenerse bien de sus ropas—. ¡Hey! ¿Por qué la prisa?

—Es obvio —respondió sin detenerse—. Si hay manera de callar esa habladora boca que tienes es aprendiendo a bailar.

— ¡Lo sabía! ¡Sabía que no sabías!

—No lo dejarás nunca, ¿verdad?

Ante su resignación, la pelirroja volvió a reír y su risa al final fue contagiosa. ¿Para qué mentir, siendo malo en eso también si se trataba de ella? Se puso como meta ser un entrenador fuerte, no un bailarín.

— ¡Mira el lado bueno, tu futura pareja de baile no sufrirá pisotones!

—Cierto, lo olvidaba: tendrás que ayudarme.

— ¿Eh? ¡Pero Alain!

—Sin peros. Fue tu idea, tú me ayudas.

Chespie dio palmaditas conciliadoras a su entrenadora, que en esos instantes se preguntaba si al terminar el día le dolerían más los pies o las mejillas. Expulsó un largo suspiro e hizo un breve recuento de la mañana...

Sí, sin duda serían los pies.