Complejo

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One-shot | Todo público | AU.

Resumen: Mairin se ha tomado muy en serio cierto asunto, pero, quizá, Alain podía hacer algo al respecto.

[...]

A Alain prácticamente le titiló el ojo.

Dragonite, en plena altura, batió con energía sus alas y una fuerte corriente de aire se fusionó con el lanzallamas del que fue objetivo. El resultado fue un huracán de fuego cuyo diámetro el Pokémon de tipo dragón controlaba y al volverlo más angosto, fue cuestión de segundos para que ambos ataques se consumieran y el campo de batalla quedara libre.

La criatura aterrizó frente al avatar de su entrenador en la pantalla de la misma manera que el Charizard oponente. Un muchacho albino y de ojos violetas, cruzado de brazos, dejó su joystick sobre su regazo al terminar con su demostración. Aquel vestía sandalias negras, pescadores azules y una playera roja a causa del calor. Sentado en la alfombra frente al televisor estaba acompañado de Alain en su habitación, quien vestía sandalias marrones con tirantes de cuero, pescadores grises y una playera celeste.

—Y de esta forma puedo aprovechar el Lanzallamas de tu Charizard y devolvértelo si fuera necesario —explicó—. Puesto que el fuego aviva con el viento, el impacto sería mayor.

—Pero veo que Dragonite queda expuesto al momento de controlar la corriente de aire —comentó el otro poco convencido.

—Puede aumentar su diámetro o disminuirlo según le convenga. Si fuera a ser atacado, puede expandirlo y volverlo un escudo.

Ahora Alain dejó su joystick de lado y cruzó los brazos, incrédulo. Tenía razón.

"Con que eso hizo ella, ahora lo tengo claro", se dijo.

—Supongo que sí. Gracias por la lección, Azel.

—Por nada. Por cierto, ¿ya sabes qué le regalarás a Mairin? —preguntó de repente con cierta ironía. Alain resopló—. Todavía no es 2 de noviembre, tienes tiempo de buscarle algún detalle —rió.

—No sé de qué estás hablando —refunfuñó. Azel, divertido, se preguntó si realmente esperaba que le creyera—. Lo que me recuerda que debo estar pendiente de la hora; está en sus clases de inglés de los sábados, no falta mucho para su salida.

—Qué manera de cambiar el tema...

—Hey, tu teléfono acaba de vibrar.

— ¿Eh? —murmuró el albino. "Es verdad, le quité el sonido mientras jugábamos", pensó y encendió la pantalla. Se trataba de una notificación de su bandeja de entrada—. Qué mensaje más raro.

— ¿Quién te lo envió? —preguntó Alain un tanto distraído, pues seleccionaba el siguiente equipo Pokémon que usaría.

—Mi hermana. Dice: 'Estás frito, papá está...'.

Un quejido lo interrumpió. No supo cómo, o por qué, pero de estar leyendo el mensaje sintió su cabeza irse hacia adelante a causa del impacto que recibió. Alain, impresionado por el cambio de eventos tan repentino, atinó a inclinarse hacia el lado contrario para apartarse. Al alzar la mirada, descubrió que el autor del golpe no fue otro que quien yacía detrás de ellos, armado con un rollo de periódico y una mirada que evidenciaba poca paciencia, aunque también serenidad.

Era el padre de Azel. Para Alain era un hombre formal y de lo más curioso, de los que envejecían lento y conservaban buena parte de su físico, pero que también hacían sentir su autoridad con expresiones parcas que inspiraban respeto. De las contadas oportunidades que tuvo de tratar con él, podía describirlo como un alguien serio y poco hablador, un tanto parecido a sí mismo, pero a una escala mayor. Azel, su melliza Mizel y la madre de ambos, sin embargo, eran distintos y de fácil trato a comparación. A pesar de las apariencias, no obstante, los mellizos querían y apreciaban mucho a su padre; y su esposa, ni qué decir.

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