Capítulo 13: La bañera de hizo grande.

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Tras todo lo ocurrido, Haruka tenía un gran peso encima, además empezó a sentir presión ya que Sousuke sabía todo y podría contárselo a los demás, algo que no quería porque no le apetecía preocupar los demás ni que le juzgaran.
En el fondo sabía que Yamazaki era de confiar ya que nadie había dicho nada acerca de lo que le confesó el menor.

Por algún motivo ninguno de los compañeros de Haru se dieron cuenta de los nuevos y perturbadores sentimientos que estaba teniendo. No solo le afectaba el hecho de la violación, que ya de por sí es como si una montaña se le cayera encima, sino que tenía que aguantar el haberle contado todo a Sousuke, además también tenía la necesidad de agradecerle y disculparse por todas las molestas. Sabía que no las aceptaría y que seguiría intentando ayudarle a lo que fuera. En cierto modo era de agradecer.

Últimamente, Nanase no había estado saliendo mucho por miedo, prácticamente no lo hacía, pero un día, Sou fue a su casa para que salieran a dar una vuelta; fueron al centro comercial pues tenían que reponer trajes de baño. Y, para su sorpresa, el mayor vio a uno de los depravados que violaron al menor. Se acercó a él y con un gesto amenazante en la cara y los puños bien cerrados le advirtió se que se alejaran de Haru, a lo que el contrario le contestó con una risa burlona. Sousuke no quería que Haru lo viese por lo que se fue a su lado.

Mientras estaban allí, Haru parecía algo más animado hasta que llegó la hora de probarse la ropa, él se negaba a salir y que le viera todo el mundo pero el mayor no podría entrar como si nada, al final tuvo que hacerlo ya que escuchó al menor sollozar.

«Haru... Los cardenales están mejor y ese bañador te queda genial pero ¿no crees que es igual que los demás?»

Sabía por Rin que le molestaba que compararan sus bañadores diciendo que son iguales, por ello dijo eso con una sonrisa picarona en la cara.

«Hasta en estos momentos tengo ganas de pegarte. ¿Acaso no ves que es diferente? Obviamente no te habrías fijado bien.»

Haru frunció el celo frustrado y Sou respondió dándole un beso rápido en la mejilla

«Creeme, sí me he fijado.»

El mayor salió del probador sonrojado pero no tanto como se había quedado el contrario. Así fue que su cuerpo no le disgustó tanto en aquel momento, aunque eso no duró mucho ya que se desvistió en un abrir y cerrar de ojos para poder dejar de verse cuanto antes.

En verdad tenía un serio problema ya que, al llegar a casa directo a ducharse, lloraba cada vez que tenía que verse desnudo ante el espejo, odiaba ver los cardenales pero odiaba aún más saber lo que le hicieron y que este no pudiera hacer nada. También tenía en cuenta que debía faltar a entrenamientos para que no se dieran cuenta de las marcas en su cuerpo. Haruka estaba sintiendo gran dolor y conforme iban pasando los días, lo hacía aún más.

Esos pensamientos eran obvios para Sousuke pero él solo no sabía qué hacer. Tenía al chico que amaba hecho añicos sin poder ayudarle ya que este se negaba y fingía estar todo en orden.

Esta preocupación del mayor hacia el menor fue notada por Rin, el cual insistió profundamente para que se lo contara.

«Rin, que persistente. Unas cosas llevaron a otras y me acerqué a Haru, como dijimos. Pues resulta que tiene un problema mayor pero no sé cómo ayudar.»

El pelirrojo, sin tener idea alguna y sorprendido porque le llamara por su nombre, le preguntó e insistió por saber ese problema, el cual tardó en sacarle a su compañero.

«A ver... Es difícil para mi pero bueno. El caso es que estoy empezando a sentir algo por él.»

Dijo intentando evitar la mirada de sorpresa de su amigo; luego continuó.

«Y el otro día quedamos para hablar. Él me contó algo terrible que volvió a suceder después de ese encuentro... Rin, le han violado... Y lo han vuelto a intentar, además he visto uno de ellos. No sé qué hacer, Rin. Quiero ayudar pero él se niega a decirle a alguien y mucho menos a ir a un especialista.»

A Sousuke se le cayeron lágrimas que limpió de su rostro de inmediato, el que no pudo hacerlo fue el contrario. Al oír eso a Matsuoka se le cayó el alma y todo lo que se le podía caer. Cuando por fin se recompuso, contestó.

«Ya sé que no puedo decir nada pero, ¿qué tal si, disimuladamente, hago como que veo su cuerpo? Así él tendrá que darme explicaciones.»

En eso quedaron los dos amigos y, como si no hubieran tenido esa conversación, el pelirrojo quedó con Haru el fin de semana. Fue de improviso, como siempre, así que se presentó en su casa para charlar y dar un paseo, con lo que no contaba el menor era con que irían a la piscina de Samezuka ya que Rin la había conseguido por un tiempo muy corto; ventajas de ser el capitán.

El sábado llegó y Rin se presentó en su casa, comieron algo ligero mientras entablaban conversaciones absurdas y aparentemente graciosas para ambos aun teniendo en cuenta la crítica situación. El momento clave llegó, Matsuoka no solo tenía que sacar a Haru de su casa sino que tenía que llevarlo a una piscina donde pudiera ver su cuerpo al descubierto para sonsacarle información.

No tan desconocidos. (SouHaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora