capítulo 1

2.4K 107 57
                                    


   Antes que los pocos días que tengo se acaben, he creído conveniente dejar evidencia de que un día existió un ser tan extraordinariamente maravilloso enviado por Dios, al que decidimos llamar Ángel. Tal vez sus días en esta tierra no fueron los que yo habría querido para ella, pero sé que fueron los suficientes para mostrarme el amor del Padre y saber que él jamás abandona.

Por favor si lees esto, no me culpes si me salto de tiempos; es que ya estoy tan viejo y estoy apurado por escribir lo necesario pero suficiente de mi querida hija, la que me mostró al Padre y la que le mostrara a muchos otros el camino a la salvación; Jesucristo.

Toda niña siempre tiene una muñeca, al menos eso es lo que siempre he visto; juega con ser madre, la lleva al doctor,  juega que su muñeca se enferma (su hija se enferma)  Inclusive, algunas veces incluye a algún niño para que tome el rol como padre. Todo es perfecto mientras se es niño, las cosas siempre marchan bien siempre y cuando sea un juego,  pero el problema radica justamente cuando el juego de niño se convierte doloroso en la vida real.

   Conocí a la que ahora es mi esposa hace siete años. La amaba con toda mi vida. La amo con toda mi vida. Estaba total e inmensamente enamorado de ella.  Nuestro noviazgo corrió de lo más normal durante cuatro años. El noviazgo más normal y jovial que se puede tener  a la corta edad de dieciocho. Espere por ella por mucho tiempo y siempre rogaba a Dios que me permitiera ser el esposo de Clariza. Era la mujer perfecta; y aún lo sigue siendo.  La amo con el amor más grande que un simple mortal puede amar a su esposa.

   El primer año de casados fue difícil. Jamás le creí a mis amigos, y menos pensé sentarme a oír sus consejos. Pero el amor era tan grande que ambos superamos cualquier obstáculo que venía como intruso a querer estropear nuestra felicidad.

Logramos  llegar a los tres años de casados que hoy cumplimos, no me arrepiento. Jamás me arrepentiré de haberla convertido en mi esposa y muy pronto en la madre de mi hijo o hija. Aún no lo sabemos.

Estoy tan ansioso por saber qué es.

Él o ella aún no se ha dejado mostrar en los ultrasonidos.

La felicidad de saber que seríamos padres fue grande cuando nos dimos cuenta de la fabulosa noticia,  ya que llevábamos un año intentándolo y los resultados siempre eran negativos. Pero ahora sentía que la vida nos había dado una oportunidad. La oportunidad de convertirnos en padres.

 
Me volví como loco cuando supe, no sabía  si reír o llorar. Sería padre por primera vez.  Clariza tenía un mes de embarazo. De inmediato fuimos al médico. ¡Este embarazo no lo perderíamos por nada del mundo! El doctor dijo que tenía que estar en constante revisión por cualquier problema que surgiera.

¡Estábamos felices!

–  Santiago, te amo. Y ya amo a nuestro bebé — me había dicho Clariza, mientras se sobaba su pequeño vientre.

Contemplarla era hermoso. Contemplarla era lo mejor que sabía hacer. Podía pasar horas admirándola y jamás me cansaría. Y ahora, saber que la mujer que amaba llevaba a mi hijo dentro de ella hacía que de verdad llorara de felicidad. ¿Podría acaso un simple mortal con tanta felicidad?

–  Yo te amo más, amor. Las amo a las dos. Aunque aún no sabemos qué eres bebé – Dije tocando el pequeño vientre aún no hinchado del amor de mi vida.

Los meses pasaron volando y cuando nos dimos cuenta estábamos en el último mes de embarazo. Gracias al cielo la bebé fue fuerte y aguanto hasta el último momento.

Las amaba, y sí.  Ya nos habíamos dado cuenta que seriamos padres de una hermosa niña. Ahora estábamos en el hospital porque mi esposa tenía punto de aborto, pero los doctores decían que nuestra nena nacería fuerte.

Rogaba al cielo que así fuera.

—  Estuve pensando en su nombre, Santi.

— Ah sí, ¿Y qué pensaste? —  Dije dándole un beso en la frente y colocándome a su lado para  abrazarla ¡Amaba su enorme panza!  Y pronto de ella saldría mi tesoro más preciado. ¡Mi hija!

—  No lo sé —  Dijo acomodándose en mi hombro —  Ella es un milagro de Dios, así que... ¿Por qué no Milagros?

— Bueno... Y ¿qué te parece Ángel? —  Dije obviando lo de "milagro de Dios"  —  Será nuestra pequeña Ángel.

No lo entendía, si decían que Dios era bueno y bondadoso ¿por qué nos hizo sufrir por años si al final de cuentas nos dio una bebé? ¿Por qué la insistencia en que esperáramos tanto?

   Me había empeñado en apartarme de las cosas celestiales e intentaría hacerlo con mi esposa ya que ella era parte de una iglesia; haría lo que fuera por hacerle ver que visitar una iglesia no la llevaría a nada.

¡Vaya problema!

Pero lo que aún no sabía, era lo que Dios tenía preparado para .

Cuando comencé a salir con mi esposa, ella insistió en ir a la iglesia. Yo era cristiano, y creía conocer a Dios, pero los afanes del día a día habían hecho que me alejara totalmente de las cosas espirituales. Estaba enamorado de ella y pronto estaba enredado en ese tipo de asuntos otra vez. Al inicio, había vuelto al redil por ella, pero luego me fui interesando y comencé a conocer y amar más a Dios. Lo conocí de verdad, o al menos eso era lo que creía. Comprendí que no bastaba solo con decir que creemos en la existencia de Dios, esto iba más allá.

 A eso le sumaba la ferviente fe que tenía mi madre.
Y comprendí que no basta sólo con creer en la existencia de un Dios todopoderoso,  Debes seguir todos sus mandamientos.

   Años después fue que me casé con mi esposa; por la iglesia, cómo se debe. Puse en las manos de Dios nuestro matrimonio, y cómo expliqué anteriormente, superamos todo obstáculo.
Amaba a Dios, pero también me era difícil porque amaba a mi esposa; y por mucho. Sabía que debía amar a Dios por sobre todas las cosas, pero cuando pensaba en ello e intentaba hacerlo, aparecía mi esposa.

   Luego, el siguiente problema, sumado con la reciente muerte de mi madre, tocó un poco mi fe. Anhelábamos ser padres. Años intentándolo y fue ahí cuando comencé a dudar. Indiscutiblemente me alejé de la iglesia, o mejor dicho de Dios, por un largo tiempo.

   Que ahora, viéndolo desde esta línea de tiempo, comprendo que actué como un verdadero necio e indiferente ante la perfecta voluntad de Dios. No comprendía cómo Dios nos hablaba.

Pensaba que Dios nos hablaba de una forma agradable y amistosa, pero a mí me habló a través del dolor; un dolor  que no se compara con ningún otro. Dios me habló a través de mi pequeña Ángel.

Luego que mi esposa quedó embarazada y tuvo a la bebé, no comprendía, mi corazón se endureció aún más.
¿Por qué se empeñó tanto en hacernos sufrir esperando para la llegada de nuestra Ángel? Para que luego... Luego hiciera lo que hizo con nuestras vidas.

Pero es sólo ahora, Sólo ahora que entiendo y veo con tanta claridad lo que Dios trataba de decirme.

~~~~~~~

Estoy en corrección de este pequeño libro, por si encuentran un error.

Ahora, ¿Qué les parece el primer capítulo? Hagánmelo saber en los comentarios.

¡Bendiciones! ♥

Ángel - Jossadry Donde viven las historias. Descúbrelo ahora