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David

Me froto la frente por quinta vez en lo que queda de noche. Lo cierto es que nada ha salido como me hubiese gustado. Es decir, la cita que tenía con Sam para quitarle los temores que cargaba encima desde aquella foto entre Kath y yo, había sido un fracaso. ¿Cómo demonios puedo explicar esta situación?


Miro de manera alternativa a mi novia, recostada en mi hombro, y a la pelinegra del sofá contiguo, la misma que ahora tiene un amenazante aura rodeándola. Mi hermana está junto a ella, hablándole entre susurros y viendo su molestia, sé que no debe ser sobre algo bueno. La verdad es que todavía no entiendo el motivo de que apareciese a estas horas a mi puerta, puedo suponer que es por Elena, pero algo en mi subconsciente me asegura que no. Que no lo es.


Dejo salir un leve suspiro, lo que hace reaccionar a la persona que tengo al lado. Me observa atentamente, con sus suaves ojos estudiando cada reacción de mi parte.


-¿Sucede algo, cariño? -me dice ella en un tono de voz bajo, para no molestar al resto con el tono de nuestras voces-. ¿No te está gustando la película?


Sacudo la cabeza y le sonrío de manera tranquilizadora.


-Descuida, todo está bien -dejo un casto beso en su frente y ella ríe bajito-. Sigamos viendo la película.


Ella accede y vuelve a recostarse a mi lado como antes. Eso me permite volver a hundirme en mis pensamientos. Los cuales tienen a una única protagonista. ¿Por qué le doy tantas vueltas al tema? No creo que haya venido para verme a mí, así que no tengo porque estar pensando en el motivo de su presencia aquí. Igual había pasado algo con aquel chico y decidió venir a contarle a Elena sobre ello.


Cosas de chicas que no tienen nada que ver conmigo, me repito en la mente una y otra vez para dejar de preocuparme tanto. Después de todo, ella no tiene nada que ver conmigo. No en este aspecto.


Cuando la película ya está por la mitad, decido levantarme para ir a buscar algo de beber a la cocina. Lo cierto es que también en parte es debido a que la trama de la historia no me atrae demasiado. Siempre he considerado a las películas de amor, o al menos una cierta variedad de ellas, lo mismo. No tiene diferencias. Es como repetir una película con diferentes personajes y lugares.


Saco una botella de agua y le doy un sorbo. Justo al hacerlo, siento una presencia detrás mía, lo que me obliga a voltearme. Kath está apoyada en el marco de la puerta, estudiando mis pasos con detenimiento. Es cuestión de minutos que empiezo a sentirme incómodo. ¿Qué hace ella aquí? ¿No debería estar viendo la película con el resto?

Recibo mi respuesta cuando ella se endereza y me hace a un lado para sacar una lata de Coca Cola. Ese gesto me hace sentir un idiota al momento. Mierda, ella sólo quería que me apartara para coger algo de beber. Si es que soy imbécil.


Cada vez te luces más, David, bravo.


Ruedo los ojos ante mi propio sarcasmo y decido volver antes de que Sam empiece a sospechar de mi tardanza.


-¿No tienes nada que decirme?


Me congelo en el sitio. Volteo hacia la dueña de esa voz y me sorprende encontrar sus intensos ojos azules clavados en mí. Puedo vislumbrar un pequeño ápice de molestia en su mirada.


-¿Yo? -frunzo en ceño ante su pregunta-.


-¿Acaso ves a alguien más aquí? -su tono sarcástico de alguna manera me molesta-. Obvio que me refiero a ti.


Algún día, bajo las estrellas #1.5 (Libro #1.5 ADBECA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora