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Katherine

Mi madre siempre me decía que cuando te enamorabas la primera vez lo que sentías era muy difícil volver a sentirlo dos veces. Era como si ella misma pudiera ver a la actual yo, la que a día de hoy cargaba al hombro un sentimiento no correspondido. Un sentir que había destruido toda conexión posible con él.

¿Cómo debo sentir entonces ahora? Es decir, conseguí lo que quiero, alejarme de David, poder darme la oportunidad de empezar de cero. Poder vivir lo que por amar a la misma persona, no me pude permitir. Entonces, ¿por qué siento que he perdido más de lo que he ganado?

Cierro los ojos recostada en la cama. Después de lo sucedido hace unas horas, no había reaccionado de ninguna forma. Es como si una pequeña parte de mi cabeza aún no fuese consciente de que David me había dicho adiós. Que me había dejado ir de su lado y darme la oportunidad de volver a empezar. Y aun así, es como si nada hubiese pasado. No estoy feliz ni radiante como me lo imaginé. Al contrario, siento cierto vacío dentro de mi pecho, como si hubieran arrancado una parte de mi ser cuando David se despidió de mi en la puerta de su casa.

Me levanto con un pequeño quejido. Me levanto para irme cuanto antes de allí, de esa habitación infestada de recuerdos, cuando en la cómoda de mi cuarto, veo el álbum que ha viajado conmigo durante toda mi vida.

Con cierta duda, lo tomo entre mis manos y vuelvo a sentarme. La incertidumbre de saber lo que hay dentro y aun así querer abrirle me hace cuestionar si seré algo masoquista al respecto. No es sano mirar los recuerdos junto a la persona que te ha dejado ir. Sólo me estoy hiriendo a mi misma. ¿Por qué lo sigo haciendo entonces?

Ignorando mi parte realista, abro el álbum para observar cada fotografía plasmada en él. Mis padres, Elena, David, yo... ¿Esta soy yo?

Acaricio suavemente la fotografía en la que estoy con un David de dieciséis años sonriendo de una forma que llevo tiempo sin hacer. Recuerdo que esa foto fue en la celebración de mi cumpleaños. Una fiesta sorpresa que la familia de Elena y David quisieron hacerme. Ese día al ver como todos me recibían en su casa, gritándome un "Feliz cumpleaños" lloré como si volviera a ser la niña de diez años que era abrazada por sus padres cuando se lastimaba o se ponía triste por cualquier circunstancia. Ver esa foto con David y yo sonriendo al objetivo me hace ver lo feliz que he sido siempre en la presencia de de él. O al menos lo he sido antes de que surgiera el accidente que nos separó.

Sigo pasando las páginas, hasta llegar a la última, y de todas mi favorita. Sus ojos azul derretido mirando hacia la cámara, con esa sonrisa formando un pequeño hoyuelo. Mirándome el día anterior a lo sucedido. Mirándome como sólo llegaba a observarme a mí infinidad de veces. ¿La razón? Nunca pude saberlo. Una parte de mí se daba esperanzas creyendo que la causa de esa mirada es que al fin me estaba viendo. A mí. A la chica que desde el primer momento sólo tuvo ojos para él. Quise creerlo, pero la aparición de su padre y la noticia de que David estaba en coma fue lo que me hizo saber que posiblemente no podría tener esa respuesta. Después de todo, ¿qué podía hacer yo contra los sentimientos que él tenía hacia Sam? Yo no era de interponerme en sus relaciones por mucho que creyera que mis sentimientos superaban los de esa chica. Pero, ¿que más daba? De nada sirvió cuando él dejó de recordarme. Cuando empecé a vivir en la incertidumbre de si algún día volvería a verme como en esta fotografía. De esa manera especial que sólo me dedicaba a mí en nuestros ratos juntos.

Joder...

Dejo el álbum a un lado para cubrirme el rostro con las manos justo en el momento que las lágrimas empiezan a salir. Le echo de menos. Echo en falta cada una de las sonrisas que me dedicaba sólo a mí, como si en esos momentos solamente fuéramos él y yo. Esos ojos que me buscaban y me miraban con tal ternura que hacían a mi corazón derretirse de manera irreversible. Echo de menos cada una de sus manías y virtudes. Todo lo que era capaz de demostrarme y que ahora parece haber quedado en la caja de los recuerdos.

Algún día, bajo las estrellas #1.5 (Libro #1.5 ADBECA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora