#Capítulo extra: A donde nos llevó el destino.

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David

Han pasado ya tres meses desde que Kath y yo nos confesamos nuestros sentimientos y empezamos una relación juntos. Quien me iba a decir a mí que lo nuestro sería lo más emocionante y desesperante que tendría en mi vida.

La amo con cada parte de mi ser. Ella es la razón por la cual sigo viviendo.

Después de que aquel partido terminase y todos fuésemos a celebrarlo, decidí hablar con Elena de nuestros padres. Ella merecía saber la misma verdad que yo había recibido. Conocer la versión de ambos. Todavía recuerdo como sus preciosos ojos se llenaban de lágrimas.

Dicen que cuando una puerta se cierra, otra se abre. A nosotros se nos cerró en las narices y tuve que buscar a tientas para encontrar la luz y una nueva puerta que nos llevase a una vida mejor. 

Por ello, ambos decidimos hablar con nuestra madre y darnos las respuestas que necesitábamos. Tal fue así que incluso fuimos a ver a nuestro padre junto con ella para escuchar lo que ambos tenían que decir. Nunca vi a mi hermana tan decidida a ir como entonces.

-Ya no soy una niña pequeña, David, yo también merezco mis respuestas.

Suspiro a la vez que me froto los ojos. Recuerdo como nuestros padres discutieron y acabaron por insultarse a tal punto que tuvieron que calmarse ante la amenaza del policía con echarnos de allí. Fue ese día cuando al fin supimos el por qué real de las cosas. Como mi madre se había refugiado en otro hombre por sentirse tan sola y como mi padre al descubrirlo entró en cólera.

Ninguno de los dos hizo bien. Pero tampoco había ningún inocente o culpable mayor que el otro.

Fueron días muy duros.

Abro los ojos para ver la figura que yace a mi lado en la cama, cobijada en mi pecho, con sólo las sábanas cubriendo nuestros cuerpos. Sonrío inconscientemente y beso sus párpados con lentitud y amor.

Con Katherine en cambio, todo fue una completa aventura desde el principio. Conocí al famoso Damián que inconscientemente me había ayudado a que Kath se dirigiese hacia mí pese a sus sentimientos. Eso sólo hizo que tuviese mayor respeto a ese chico. Rosa, por el contrario, montó una fiesta cuando se enteró de nuestro noviazgo e incluso se pasó casi media hora besándonos las mejillas entre lágrimas. Se notaba que habíamos hecho esperar mucho a todos por nuestra sinceridad mutua.

Elena y Sky reaccionaron casi igual que Rosa. Mientras que Sky se abalanzaba sobre mí y sobre Kath llamándola tita Kath, Elena lloraba abrazándonos de la emoción al ver a las dos personas que tanto amaba juntos por fin.

Por parte de Sam, me llevé una sorpresa al encontrármela hace unos días cuando Kath y yo íbamos a ver una película al cine. Se encontraba con una de sus amigas y al vernos, en vez de insultarnos o mirarme con odio, nos sonrío y se acercó a darnos dos besos a cada uno.

-Tranquilo, es cierto que me dolió que lo nuestro terminase de aquella forma, pero entiendo que hay ciertas personas a las que no se les puede decir que no -me había dicho ella mirándome a los ojos con una sonrisa-. Os deseo la mayor de las suertes y, por favor Kath, cuida de él ¿vale?

Mi pequeña había asentido con la cabeza y tanto Sam como ella se estrecharon las manos. Fue sorprendente ver como Sam había reaccionado de una forma tan madura y me alegré de haber estado con ella en ese corto tiempo. Ella era una gran chica y aunque no estuviésemos destinados a estar juntos, nada de eso me impedía verlo.

Escucho el murmullo de Kath y sus movimientos lentos en la cama contra mí, haciendo que vuelva de mis recuerdos. Ella ahora me observa con sus ojos dormidos y su sonrisa tierna que me ablanda el corazón.

-Buenos días, tonto... ¿Qué haces sonriéndole al techo?

Suelto una ligera risa y niego al tiempo que me agacho lo bastante para besar sus suaves labios.

-Sólo recordaba todo lo que hemos pasado hasta ahora. Y como todo ello sólo ha hecho que te quiera más y más.

Kath sonríe, de esa forma única, causando que su nariz se arrugue un poco.

-Hemos pasado por mucho, pero ha merecido la pena.

-Y tanto que lo ha hecho mi pequeña.

Nos fundimos en un fuerte abrazo que me estremece el alma entera. Quien me iba a decir a mí que algún día estaría así con la chica por la que suspiraba hace años.

La amo. La amo con cada parte de mi ser y mientras este corazón lata, pienso asegurarme de que la preciosa sonrisa que en estos momentos me dedica ella con cada pedazo de su alma, jamás desaparezca.

-Te amo mi pequeña estrella.



Algún día, bajo las estrellas #1.5 (Libro #1.5 ADBECA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora