Accidente.

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Pov Narrador:

-¡Todo el mundo sentado! –Gritó Cory demasiado fuerte para el gusto de la mayoría –la clase debería de haber empezado hace media hora.

Aquella mañana hacía tormenta, de hecho llevaba lloviendo aproximadamente desde las dos de la madrugada sin parar y tampoco parecía que fuera a amainar.

En la esquina derecha del aula, en el pupitre contiguo al de la ventana, Maya intentaba desenredarse el pelo ofuscada, se había olvidado el paraguas en la cocina y ahora maldecía en voz baja al mal tiempo.

En primera fila, al lado de Ivonne, aquella chica un año más pequeña que el resto a la que habían subido de curso, Farkle repasaba en silencio los deberes. Tenía la sudadera y los vaqueros empapados, los zapatos llenos de barro y el semblante ausente mientras miraba su cuaderno. Había elegido caminar bajo la lluvia, aunque eso pusiera en duda la credibilidad de su supuesta gripe.

Y justo en medio, sola por primera vez en varios años, una Riley impecable se quitaba la chaqueta. Había hecho de venir con su hermano al instituto en coche una nueva costumbre, y gracias a eso estaba completamente seca. Estaba pendiente con un ojo de Maya y con el otro de Farkle, pero ellos no la miraban, ya no, y eso la sumergía en un lugar desconocido y frío que ella odiaba.

-Bueno, ¿quién quiere contarme su reflexión? –el señor Matthews hizo un rápido recuento de las manos levantadas y señaló a Smackle.

-Yo creo que el rey sí que quería quedarse a salvar a su pueblo, pero escuchó al consejero que le engañó enseñándole ilusiones de futuros falsos, así que el consejero es el malo y luego el rey paga por su culpa. –Smackle sonrió orgullosa de su trabajo y le tendió la hoja al profesor.

-¿Entonces tu opinas que esto va de buenos y malos, no? –Depositó la redacción de la chica en un montón con las demás -¿alguien más tiene otra teoría o todos pensáis lo mismo que vuestra compañera?

Se alzaron un par de manos pero Cory las ignoró.

-Maya, ¿qué tienes tú? –La rubia pegó un bote en la silla.

Ella observó el rostro divertido de sus compañeros de clase, como asumían que ella nunca podría hacer nada bien, como la tomaban por un pupitre vacío más. Y aquella vez algo cambió, se accionó un engranaje desconocido en su cerebro y no pudo soportarlo.

-El consejero no es malo, él sólo le enseña a la gente lo que quiere ver, el rey es un hombre egoísta al que no le importa ni su pueblo ni sus tierras solo su propia salvación y él mismo se conduce a ese final, a ese castigo en el que todo lo bueno que reciba se convertirá en horror en sus manos. –La voz de Maya no tembló, surgió como un torrente de verdad y todos se giraron para contemplarla.

-Bien, ¿alguien piensa igual que Maya? –Nadie movió ni un músculo. -¿No? Pues en ese caso Maya te aplaudo y me quito el sombrero, porque has sido la única en encontrar el sentido de la historia.

Maya no dejó de parpadear, no se sorprendió, no le devolvió la sonrisa a Riley cuando esta la miró. Sus ojos se marcharon hacia la ventana, hacia la lluvia tras el cristal y entonces se sintió satisfecha.

-Para mañana quiero que busquéis en internet, en un periódico o dónde sea, alguna noticia que os llame la atención. –La mitad de la clase bufó con disgusto.

-¿Qué tiene eso que ver con historia? –Preguntó Moxie alzando el libro con indignación. –Quiero decir, ¿no deberíamos estar estudiando la Primera Guerra Mundial o algo así?

-Bueno Moxie, ¿qué crees que es más importante repetir la opinión de otros o tener la tuya propia? –El señor Matthews se cruzó de brazos.

-Supongo que tener una opinión propia. –La chica palideció y tartamudeó ligeramente.

Rock Meets World.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora