Rehabilitación.

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Pov Lucas:

-Lucas, levántate ya, son más de las once y hay que recoger todo esto. –Alguien aporreaba insistentemente mi puerta.

Abrí los ojos de golpe y la luz me cegó, noté que un cuerpo descansaba junto al mío porque tenía el brazo dormido y una sensación de plenitud que no lograba comprender del todo. Había cabellos rubios desparramados por la almohada y por mi pecho, sin embargo, no recordaba que Lindsay se hubiera quedado conmigo tras la fiesta y tampoco haberme sentido así nunca antes a su lado, en realidad no recordaba gran cosa con lucidez de la noche anterior y sinceramente, en aquel momento, solo quería levantarme, vomitar y tomar alguna pastilla que aliviase semejante malestar.

Riley irrumpió en mi cuarto hecha una furia y se quedó paralizada en la entrada, con los ojos abiertos de par en par y la mandíbula desencajada.

-¿Maya? –Gritó mi hermana provocando que mi compañera de cama y sueño se levantase de golpe. –Y yo me estaba preguntando dónde estabas, ¿qué ha pasado aquí?

-¿Pero qué? –Salí de la cama sin saber dónde meterme, até cabos, uní piezas y entendí rápidamente lo que había ocurrido allí.

Maya se dejó caer sobre las sábanas, como un peso muerto, con los ojos cerrados y emitió un quejido, yo me escabullí al cuarto de baño mientras repasaba mentalmente todos mis pasos en la fiesta, podría ser que nos hubiésemos quedado dormidos juntos a la vez que compartíamos una conversación o que alguno de los dos se encontrase muy mal y el otro lo llevase a descansar, pero eso no explicaba el hecho de que yo estuviera en paños menores, la única explicación posible era que Maya y yo nos habíamos acostado.

Pov Riley:

No podía creer lo que estaban viendo mis ojos, aquella era la última escena que esperaba observar al abrir la puerta, me senté al borde de la cama tratando de erradicar la perplejidad de mi rostro.

-¿Qué pasó ayer, Maya? –Pregunté acariciando la frente cubierta de sudor de mi amiga.

-Mi cabeza. –Balbuceó Maya girándose hacia mí con lentitud. –Me siento fatal.

-Te voy a traer algo que te quitará bastante la resaca y después vamos a desayunar. –Comprendí que atosigarla a preguntas sería un esfuerzo en vano, porque no sacaría nada en claro.

-No. –Berreó ella antes de que yo saliera de la habitación.

Una parte de mí se alegraba mucho por ellos, en el fondo mi plan había funcionado y había logrado que se acercasen, pero mi parte racional me repetía que me estaba entrometiendo demasiado y que este suceso no traería más que complicaciones y sufrimiento.

-¡Lucas! –Pillé a mi hermano al teléfono con Zay. –Ni se te ocurra irte sin hablar antes con Maya.

-¿Hablar de qué? –Me replicó él cogiendo las llaves del coche de la encimera de la cocina. –Lo último que quiero ahora es tener que mirarla a la cara.

-Me da igual lo que quieras. –Le amenacé alzando la mano y golpeando su hombro suavemente con los nudillos. –Voy a ir un momento al baño y cuando vuelva espero encontrarte aquí.

En cuanto regresé al salón vi que Lucas se había esfumado y maldije a mi hermano en todos los idiomas que conocía. Llené un vaso de agua y saqué dos pastillas del cajón donde guardábamos las medicinas.

-Ya estoy aquí. –Simulé una sonrisa de tranquilidad en presencia de Maya mientras una voz interior no dejaba de reiterarme qué has hecho, qué has hecho. –Ya verás que con esto te empezarás a encontrar mejor.

Rock Meets World.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora