Capítulo 3

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Entraron en clase, Nathäniel con el bebé dormido en brazos y Adrien a su lado cogiéndolo del hombro izquierdo estando respectivo a Nathäniel  en su lado derecho.

Todos los estaban con los niños llorando y berrenado, Alya estaba con Nino y sus bebe no lloraba.

- Hola Alya -dijo Marinette entrando, su pareja iba con el bebe en brazos y lloraba.

Al ver eso, como la chica ignoraba a ese robot, a Nathäniel se le partió el corazón, miró con dulzura a su bebe, él sentía lo mismo que sentía su bebe ahora, el bebé estaba tranquilo.

- ¿Sabes que? -la amiga morena negó- Nathäniel se me declaró -la de pelo negro empezó a reír muy fuerte.

El bebe sabía como se sentía Nathäniel, por eso empezó a llorar, el pelirrojo lo acunó en sus brazos tiernamente, así logró calmar al pobre niño.

La profesora entró, esta vez, hacían historia y no se le ocurrió mejor idea que hacer una leve explicación sobre los campos de concentración.

Al ver las imágenes los bebes lloraron asustados y Adrien cogió a Luka, lo puso contra su pecho y lo abrazó protector.

- No te preocupes Luka, no pasará otra vez.

- No digas eso Adrie o lo vas a asustar más aún.

- Bien.

Los chillidos no paraban de oírse y la maestra estaba de los nervios.

- ¡El niño que llore, sus padres serán expulsados!

Marinette estaba muy enfadada y cogió al niño de los brazos, lo sacudió y le gritó. Nathäniel revivió esos días, de pequeño, cuando su madre borracha le hacía eso y su trauma volvió, fue hacia Marinette y le quitó el niño de un golpe, lo acunó en sus brazos y logró calmarlo, luego se lo dio a Max.

Volvió a sus sitio ya más calmado y le recibió a Luka con los brazos abiertos.

Esa era la ultima clase y pasó muy rápida para algunos y lenta para otros.

En la puerta de la escuela, la pareja discutió por quien de llevaría el niño.

- Llevatelo tu Adrien, mi casa no está bien.

- Nathäniel, soy un modelo y mi padre no dejara quedármelo.

- Mi casa tiene problemas, no puede ver lo que pasa, se va a asustar.

- ¿Te ecompaño a casa caminando y comemos allí?

Así lo hicieron, al llegar a casa se oyeron muchos gritos y cosas rompiéndose.

- ¡Que no vuelva a ver a esa perra por aquí!

- ¡Como si tu no me fueras infiel cada noche con uno diferente!

- ¡Yo no soy una pedófila!

- ¡Nunca me tuve que casar contigo!

- ¡Solo te aguanto por el asqueroso niño que he parido!

- ¡No me hiciste caso cuando te dije de abandonarlo!

- Me dio pena, y más ahora ¿no recuerdas cuando se cortaba?

- Si, debió morirse.

- Si, lo se, pero cree que lo amamos.

Los dos chicos estaban en la puerta, tapando las pequeñas orejas del bebe para que no lo oyera, el rubio estaba plantado en la puerta con la boca abierta, el pelirrojo estaba llorando en silencio.

- ¡Mamá, papá ya estoy aquí, he traído un amigo! -gritó llorando.

- ¡Yo me voy a ir durante un mes! -anunció el padre.

- ¡Yo voy a llegar muy tarde hoy!

- Bien, voy a hacer la cena.

La discusión estaba en el salón, tras una puerta de madera, él pasillo que daba a la cocina no pasaba por allí, esa era la suerte.

Minutos después de entrar en ella la puerta de entrada se cerró de un portazo, los padres se habían ido, para no volver.

- Nathäniel -dijo el rubio con tristeza mirando como el tomatito lloraba sentado en la mesa tapándose los ojos.

- No quería que oyeras eso.

- ¿Esto es cada día?

- No, hay algunos que ni siguiera me hablan, no existo, ya lo has oído.

- No quería...

- No es tu culpa, me lo demuestran cada día, cada gemido, cada grito que sale por las noches de la habitación de mis padres, una infidelidad tras otra, es asqueroso, pero ellos no saben que yo lo se.

- Yo...

- No quería que Luka oyera todo eso, aunque sea un robot, puede sentir lo mismo que los humanos.

- Mi madre despareció cuando era muy pequeño, mi padre esta siempre fuera de casa, no me deja hacer amigos y fue una suerte que me dejara entre en el instituto que estoy ahora.

- Quiero abrazar a Luka un rato. -dijo Nathäniel con la voz entrecortada por el llanto silencioso de mimutos atrás.

Se lo dio  y él lo abrazó llorando en silencio, los bebes necesitan de sus padres pero ellos también lo necesitan. Dos minutos después el chico mas bajito empezó a hacer la comida, se habían llevado de la tienda del colegio un pote entero de leche en polvo, lo que necesitaba el bebe para comer.

Amor a pequeñas porcionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora