Capítulo 4

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Era sábado. Habían pasado, con éste, tres días desde que le había dado su numero de teléfono a Alfonso y aun no escribía. Tal vez fuera mejor así, pensó. Sabía perfectamente que no debía acercarse a ese hombre, mucho menos ahora que sería profesora de turno completo de su hija. Tal vez el se había olvidado, o tal vez estaría ocupado.. O su esposa estuviese cerca.

Eso último la enfermó. Odiaba pensarlo casado por más tonto que pareciese.. No es que le interesara de ese modo, pero le parecía de mal gusto saber que ligaba con otras mujeres teniendo una en casa.

A eso de las 4 de la tarde, mientras reacomodaba los muebles del living, recibió un whastapp de un número desconocido.

"Hola, señorita Anahí, soy Poncho ¿que tal estás?"

Ella sonrió involuntariamente.

"Hola, señor Herrera... Muy bien ¿y usted?"

"Any, llamame Poncho y tratame de tú, me haces sentir viejo.."

"Oh, disculpeme :) es costumbre, tal vez"

"Te disculpo Anahí, si me dejas invitarte un café un día, o tal vez una copa..."

Suspiró, quería. Vaya que si. Pero..

"No creo, o más bien estoy segura, que la academia no vería muy bien eso. Digo, es el padre de mi alumna."

"Tal vez. La academia no tendría por que saber.. Digo, no le veo lo malo a querer conocer a la persona que le dará clases a mi hija ¿no?"

Si fuera tonta eso sería una justificación aceptable, pero no lo era y sabía que «una simple copa» era el a aperitivo perfecto para algo más. Aunque moría por ese aperitivo.. ¿para que negarlo? Sin embargo, trató de buscar una excusa.

"Tampoco lo vería bien su esposa"

"Tienes razón, si tuviera una.."

¡No tenía esposa! No estaba segura si alegrarse o preocuparse por ello. ¿Que debía hacer? No era que la directiva la siguiera los fines de semana para asegurarse de que no saliera con ningún representante ¿no? tampoco estaba haciendo nada malo más que tomar un café, o una copa.. No iba a negar que tenía muchísimas ganas de aceptar, también quería conocerlo.. conocerlo y otras cosas más que debía ahorrarse, pero se conformaba con solo conocerlo. No pasaría ni dejaría que pasara la raya.

Mientras debatía los pro y los contras, su móvil volvió a vibrar.

"Me suena que buscas alguna excusa.. ¿No quieres? ¿Tu novio se molestaría? Si es así, lo entenderé. No te preocupes."

Abrió los ojos como platos ¡no! Quería. Quería mucho aceptar. Y lo hizo.

"Si acepto... La copa."

El café sería otro día.

Charlaron un poco más y quedaron en ir esa noche a su pub favorito en el centro de la ciudad. Poncho la buscaría a las 9pm y estuvo lista a las 8:50. Estaba nerviosa. Aunque sabía que -al menos de momento- no intentaría algo más, estaba muy consiente de cuanto ese hombre le atraía y de cuanto ella le gustaba. Sería difícil, pero lo mantendría al margen.. Por el bien de su trabajo.

Justo a la hora pasó por ella, Anahí bajó y abrió el portal. Él se encontraba apoyado en el auto con las piernas cruzadas y las manos en los bolsillos. Su camisa de jeans arremangada destacaba sus fuertes músculos y su pantalón caqui ceñía sus piernas. Una barba unos tres día adornaba su rostro y sus ojos, aunque cansados, se veían sexys. Mientras se acercaba le sonrió y su plan de mantenerse integra se desmoronó un poco. Estaba increíblemente guapo.

Poncho no sabía si era real o no, la había visto ya en licras, tops y deportivos, en blusa y jeans.. pero verla en vestido y tacos altos fue nuevo. Era jodidamente sexy y sus piernas más perfectas de lo que imaginó.

-Wow, estás... -se quedó si palabras.

-Tú no estás mal -bromeó ella. Se acercó y lo saludo con un beso en la mejilla. Su barba le rozó la mejilla y quiso quedarse ahí más tiempo, pero con esfuerzo se separó- ¿y bien? ¿a donde me llevarás?

-Es sorpresa -se alejó y le abrió la puerta.

Durante el trayecto hablaron sobre la academia, sobre Ana Paula y lo mucho que Anahí la apreciaba. Él le contó que en ese momento estaba con la familia de su madre que vino de Orlando. Más no nombró a la madre en concreto.

-¿Y su madre no vino?

-No Any, su madre murió cuando dio a luz.

-Oh.. ¡Lo siento!

-Tranquila..

De verdad se sintió mal. Imaginó lo difícil que había sido para todos, para él por estar sólo con una nena recién nacida, y para Ana Pau, por haber crecido sin su madre. Su malestar debió notarse en la cara porque el suavemente le tomó la barbilla para girarla.

-En serio, tranquila.

Su mano se sintió caliente sobre su piel y se estremeció por la corriente. Alfonso frenó muchísimo las ganas que tenía de besarla. Le había encantado la preocupación que había visto en sus ojos, de verdad quería a su hija. Pero debía frenarse, sabía lo que le había costado que aceptara salir y no quería arruinarlo.

Llegaron a su destino, un pub con el mejor estilo del rock, no sabía si a ella le gustaba pero quería estar en un sitio donde pudieran hablar y tomar tranquilamente algo, y el local tenía un patio que era perfecto para eso, mismo estilo y sin musica tan fuerte.

-¿Te gusta?

-Oh, si.. Me gusta mucho. -comentó sincera una vez se ubicaron.

-Bien.. Cuentame algo de ti -le pidió cuando ordenó una cerveza para él y una copa de vino para ella.

-Bueno.. Me llamo Anahí, tengo 27 años, licenciada en contaduría.. Si si, se que no tiene nada que ver con lo que hago ahora -explicó al ver su cara de sorpresa- pero lo estudie por.. digamos que obligación, mientras bailaba los fines de semana en una pequeña academia cerca de mi casa. Me gradué, comencé a trabajar de ello y renté un depa hasta estar estable económicamente.. Lo dejé y comencé a trabajar en lo mío y lo que realmente me gusta: la danza.

-Eso es muy bueno. Siempre hay que perseguir los sueños no importa cuanto nos cueste.

-Pues mis padres no piensan eso.. -se encogió de hombros ya resignada a ese hecho- ¿Y de ti?

-Pues soy un viejo de 33 años, tengo una empresa de publicidad junto a mi mejor amigo Christian. Y bueno, ser papá de Ana Pau es lo mejor que pudo haberme pasado, de verdad. Es por quién lucho cada día y lo doy mi vida para hacerla una niña feliz.

A Anahí se le hizo un nudo en la garganta al oírlo hablar tan orgulloso y sincero de su hija, tal vez al principio pensó que era de esos típicos padres ricos que no le preocupaba mandar a su hija con el chofer, pero se equivocó.

-No eres ningún viejo y.. Me gusta mucho como hablas de ella.

Poncho sonrió.

-¿Es lo único que te gusta?

Sabía que estaba filtreando y ella debía recordar la promesa de mantenerse a raya.. pero moría de ganas de serle sincera.

-Tal vez.. -sonrió detrás de su copa.

Poncho se reclinó en el respaldo de la silla, analizándola mientras bebía su copa y la dejaba sobre la pequeña mesilla entre los dos. Su cabello castaño en hondas pedían a gritos de tocados mientras sus grandes ojos azules brillaban entre su sexy maquillaje. Se veía más hermosa aun a la luz de la luna.. Le gustaba muchísimo esa mujer.

Esta sería una noche muy.. agobiante.

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Me había dormido y desperté para escribirles el capítulo de hoy.. No lo olvidé 🙈 mil gracias por sus comentarios❤

¿La sigo?

La Profe de Baile (terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora