La Profe de Baile (terminada)

Capítulo 18

«No te bajes ni entres, no te bajes ni entres» Ese era el mantra que Poncho se repetía siempre que iba a buscar a Ana Paula a la academia para evitar ver a Anahí.

Habían hecho un avance el día anterior, si, pero no quería plantarse nuevamente en su trabajo como un desesperado.

Luego de dejarla en su casa, por la noche se había atrevido a enviarle un mensaje. Un simple mensaje:

Poncho:
¿Has comido algo? Me preocupó que no quisieras probar ni un poco de la comida ¿seguro sigues bien?

Anahí:
Acabo de prepararme un sándwich, está todo bien, deja de preocuparte.

Poncho:
Bien, solo quería asegurarme.

Era normal preocuparse, se dijo, lo que no era muy normal era querer salir corriendo hasta su casa para asegurarse que estaba perfecta, ni querer abrazarla y cuidarla y que nada malo le pasase. Estaba mal... Muy, muy mal.

Despacio, hombre!

Al instante vio salir a su hija que caminaba a paso rápido hasta el auto, fruncía el ceño, se le veía muy molesta y sostenía el asa de su bolso con mucha fuerza. Llegó hasta el auto y entró dando tal portazo que sorprendió a Poncho.

-Eh, sin portazos Ana Paula -le advirtió.

-Lo siento.

Pero no parecía sentirlo. Tenía los brazos cruzados, la frente arrugada y la vista clavada en la tapicería.

-¿Se puede saber que son esos berrinches?

-¿Nos vamos?

Poncho solo alzó una ceja en clara respuesta. Ana Paula resopló y se soltó los brazos.

-¡Anahí se va de la Academia!

¿Que Anahí se iba de la academia? Pero.. ¿Por qué? ¿Por qué no se lo había mencionado el día anterior? ¿Habría tenido él que ver? Estaba visiblemente sorprendido. Por una parte se sentía mal por ella, sabía que ese trabajo era su vida pero.. otra parte de él, la parte más egoísta, se había emocionado.

El gruñido de Ana Paula lo sacó de sus pensamientos.

-¿Y eso por qué?

-Lo no sé muy bien, hoy me lo contó pero no me dio detalles. Me enoja un montón papá, la adoro y nada será igual sin ella.

Debía hablar con Anahí, necesitaba que le explicase el por qué. Ya no estaban juntos, así que no creía que fuera por él. Debía haber otro motivo... Odiaba ver a su hija así, se había encariñado mucho con Anahí hasta el punto de afectarse por su parida.

Debía hablar con ella.

-No te preocupes, hablaré con ella a ver que puedo hacer ¿vale?

La sonrisa en la cara de su hija fue motivo suficiente para plantarse en la casa de Anahí horas después.

Cuando abrió la puerta su cara fue de evidente sorpresa.

-¿Q-que haces aquí?

-¿Puedo pasar?

-Claro.. -se apartó de la puerta y carraspeó una vez entró- supongo que ya te enteraste.

-¿Por que te vas? ¿Pasó algo, Anahí?

Caminó hasta el sofá y él lo siguió, se sentaron juntos y en silencio por unos minutos.

-¿Quieres algo de tomar?

-No, quiero que me cuentes.

Anahí suspiró resignada.

-Mi jefa se enteró lo nuestro.