La mañana siguiente fue extraña. Se había despertado junto a la intensa mirada de Poncho, le había dado un suave beso en los labios y había entrado al baño. Salió a los pocos minutos con la cara mojada, se acercó a ella y nuevamente la besó.
—Te espero abajo para que desayunemos con Ana Paula antes que Letizia pase por ella —le había dicho.
Y ahora estaba frente al espejo del baño dudando si salir o no. Debía salir, claro, pero no tenía claro si quería participar de ese desayuno. Por una parte le daba vergüenza con Ana Paula por haberse quedado a dormir en su casa, y por otra, la perturbaba ese «desayuno familiar»
Respiró hondo cerrando los ojos. Era una simple comida ¿por que iba a resultarle incómoda? Ya varias veces había soñado con una escena parecida, pero en ese caso era parte de la familia, y no solo la amante del padre.
Pero la cara de Ana Paula, de hecho, fue natural. La de Poncho, natural. La conversación fue natural. Todo el ambiente en sí, fue natura. A excepción de ella.
—Mi abuela me ha propuesto de nuevo irme a Orlando con ella a pasar unos días. —dijo la niña picando un pan.
—¿Si? ¿Que le dijiste?
—Que no papá, obvio, el lunes tengo clase de baile —le guiñó un ojo a Anahí, que casi se atraganta con el café.
—No diré que no me alegra ello —sonrió Poncho y esa sonrisa la derritió tal y como se derretía la mantequilla en su hotcake.
Charlaron un poco más con poca participación de Anahí, ya no se sentía tan incomoda pero le agradaba tanto verlos a ellos dos conversando temas tan triviales, riendo, en confianza. Ella no recordaba una conversación con sus padres en donde no terminaran discutiendo cuando el tema del baile salía a flote. Casi siempre terminaba la comida a medio comer y se iba a su habitación.
Letizia pasó por Ana Paula sin siquiera bajarse de su exagerado lujoso auto, la niña suspiró con resignación mientras Poncho la llevaba hasta ella.
—¿Quieres que vaya a dejarte ahorita.. o más tarde? —le preguntó Poncho cuando cruzó la puerta de regreso y se quedaron solos, abrazándola por la cintura besaba el hueco entre su cuello y su hombro. Se vio tentada a quedarse todo el día hasta el resto de su vida, pero lo pensó mejor.
—Ahorita..
—¿Tienes algo importante que hacer? —sus besos subían por su cuello y Anahí respiró hondo.
—Si.. —musitó.
—¿Segura? —susurró besando la parte baja de su oreja provocando un temblor en ella. ¿Por que se la ponía tan difícil? Trató de recordar algo importante que tuviera que hacer en casa, pero nada vino a su mente. Él apartó su cabello hacia un lado y siguió con sus besos, estremeciendola, volviéndola loca.
—Segura que tengo algo importante, pero en este momento no recuerdo qué.
Poncho la giró y con una sonrisa pícara se apoderó de su boca. Y la hizo suya allí, contra la puerta principal.
***
Poncho:
Te echo de menos, hermosa..
Anahí:
Y yo a ti :(Habían pasado tres semanas desde el cumpleaños de Ana Paula y una semana desde la última vez que la vio... Estaba por volverse loco.
Poncho:
¿Como te sientes?Anahí:
Ya algo mejor.Poncho:
Insisto, deberías dejarme ir a verte.
ESTÁS LEYENDO
La Profe de Baile (terminada)
Fiksi Penggemar«Prohibido mantener relaciones con los padres de tus alumnas» La regla era muy clara y aparentemente fácil de acatar. Al menos, hasta el momento en el que Alfonso Herrera llega para recoger a su hija a la academia en la que Anahí imparte sus clases...