Capítulo 9

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Anahí se estiró en la cama, algo dolorida. La noche anterior había sido bastante.. movida.

¡Por Dios! Se había acostado con Alfonso Herrera, el padre de su alumna y ¿cuantas veces lo habían hecho? 3, 4.. algo así. Lo cierto es que eran casi las 5 de la madrugada cuando por fin pudo dormir. Alzó la cabeza hacia la mesita de noche y vio la hora.

09:35 am

Giró la cabeza hacia el otro lado de la cama. Estaba vacía. Arrugó la frente.

Bueno, eso se lo imaginaba. No esperaba que estuviera ahí cuando despertara y le recordara como había actuado la noche anterior... Era mejor así.

Pero no sabía por que se sintió decepcionada. Le había costado ceder ante las advertencias de su cabeza de alejarse y que la tomara y se fuera así hasta la enojó un poco.

El sábado transcurrió normalmente aburrido, como siempre. La diferencia era que los recuerdos de la noche anterior aún estaban vívidos en su cabeza. Mientras regaba las plantas recordaba las manos de Alfonso recorriendo su cuerpo, mientras ordenaba la cocina sentía aún sus besos en su piel, era tan fuerte el recuerdo que hasta podía jurar que aún olía su perfume.

Calmate, Anahí. Deja de pensar tanto en él.

Cada tanto revisaba su móvil esperando un mensaje de él saludando, pero ninguno llegó ¿Y para qué quería que le enviara un mensaje? ¿Para agradecerle la excelente noche y decirle que quería repetir?

Eso no debía pasar de nuevo. No iba a pasar.

El domingo no fue diferente al sábado y el lunes por la tarde se sorprendió a ella misma esperando su llegada.. Ansiosa. No tenía por que estarlo ¿que mierda le pasaba? Debía tratarlo con total normalidad y profesionalismo. El que se acostase con él una noche no debía significar ningún cambio para su trato en el trabajo. Se divirtieron, si, pero lejos de las puertas de la academia.

A las 2:06 entraron por la puerta. Ana Paula corrió hacia ella a abrazarla y se enfocó en la niña, y no en el hombre jodidamente sexy que se acercaba a ellas.

-Any, hola -sonrió él.

-Hola, Alfonso. -respondió cortésmente.

-Disculpa por no escribirte, yo...

-No tengo nada que disculparte, Alfonso -interrumpió ella con el mismo tono y miró hacia el reloj- estoy 7 minutos retrasada con mi clase así que si me permites...

-Oh, si. Por supuesto. Ana Paula.. -miró a su hija que dejaba su bolso en el locker- ya sabes..

-Si papi -rodó los ojos- hasta más tarde.

Poncho dirigió su mirada de nuevo a Anahí, pero no dijo nada más y salió por la puerta. Y ahí ella pudo respirar.

El resto de la tarde transcurrió tranquilo y se preguntaba ¿por que querría disculparse? No tenía por que hacerlo ¿no? Es lo que normalmente hacen los hombres cuando por fin logran llevar a la cama a la mujer que desean: se van antes que despierte y no se comunican por varios días. Era normal, se dijo. ¿Por que él tenía que ser un hombre normal?

Al terminar la clases todas se cambiaron, y como ya era costumbre, Alfonso fue el último en buscar a Ana Paula. Mientras esperaban conversaban en el pasillo.

-No te pregunté.. -susurró la niña en complicidad- ¿que tal la cita con mi papa?

Anahí se puso roja.

-No fue una cita mi amor, solo.. Una salida de amigos.

-Mi papá me dijo que era una cita.

-Tu papá está un poco safado -rió.

La Profe de Baile (terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora