δεκατρείς

542 34 26
                                    

—¡PUDRETE MALDITA SEA!— grito Thalia mientras tiraba el celular al piso, estrellándose en el proceso.

Una pelea por teléfono.

—¡YO TE QUERÍA!—

La lámpara plateada hace un estruendoso sonido en el piso de madera. Los pequeños fragmentos de vidrio yacían esparcidos jugaban con la luz, haciendo aparecer pequeños arco iris.

Thalia se arrodilló un poco lejos de su desastre y comenzó a sollozar. Después de unos minutos comenzó a quedarse dormida en posición fetal.

Unos fuertes golpes en su puerta la hicieron despertar. Gateo hacia su celular estrellado y milagrosamente se puedo a ver la hora a través del vidrio grietado.

Solo habían pasado 48 minutos después de la llamada. De repente la puerta se abrió bruscamente dejando a la vista un Nico sudado, cansado y desesperado.

—Thalia— exhalo antes de desplomarse en el piso.

Thalia no sabía ni que pensar. Gateando lentamente se dirigió a el, cuando estuvo de cercas con su dedo índice le picoteo la mejilla. Al ver que no hizo nada se sentó al lado de el y dio un largo suspiro.

Después de unos minutos Nico comenzó moverse. Se sentó al lado de Thalia y también exhalo fuertemente.

Todo estaba bien.

Paz y armonía reinaba en la habitación junto a ese silencio tan característico.

—Te amo— rompió el chico. La chica solo pudo verlo mal.

—¿¡Como me vas a amar si soy un monstruo?!— exclamó ella.

El río. —No, yo sé que tú estás ayudando a Calypso—.

Ella rió amargamente. —¿Ayudar?, Ella no se merece nuestro perdón, ¿Porqie debería ayudarla?—, sin embargo ni ella misma se creo, a pesar de ser buena mintiendo.

—Thals, se que eres una. He a persona. Deja ese grupo de fresas y vuelve a ser la misma Thalia de siempre, la que no le importaba el status, la moda o forma de vestirse— dijo Nico mientras le tocaba la mejilla con cariño.

—No es tanto ser parte de su grupo Nico, es Annabeth. Sabes que está amargada. Sabes que que quiere vendarse con todos por lo que sucedió con Luke.— mencionó Thalia mirando la pared, no se atrevía mirarle a los ojos. Caería bajo sus encantos.

—Pero...— estaba pensando en una forma para convencerla.

Ella decidió esa opción. Ella sabía que era por su bien. Aunque a la vez lo destrozaba.

—Más aparte, sabes que bo te amo—.

Nico abrió los ojos de forma impresionante.

—¿Sabes? Ahora que lo pienso... yo nunca te ame—.

La respiración del chico se aceleró.

—Creo que prefiero a Ethan, tiene mucho más que darme el que tú—.

Frustración, tristeza, coraje...

— Ves, no tenemos mucha diferencia ellas y yo— respondió al borde de las lagrimas.

Indignación.

Las Peligrosas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora