τέσσερα

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¿Enamorando?, ¿No estarán exagerando?

—No, ¿Qué les hace pensar eso?— pregunto con el ceño fruncido.

Ambos se vieron a sí mismos por unos minutos y después lo miraron intensamente. Después de un tiempo Nico suavizó un poco la mirada y exhalo.

—No está mintiendo— le confirmó Nico a Jason.

—¡Ah dios!— dejó salir un aire preocupado — Pensé que ya te estábamos perdiendo Perce— exclamó con alegría Jason.

—¿Perderme?—

—Si perderte, amigo pensábamos por un momento que te empezabas a enamorar de Annabeth—

Percy se tomó eso como una ofensa, ¿Cómo diablos se enamoraría de una chica en una semana?

—Aunque— anunció Nico con su famosa voz monótona, —Para ser específicos, nosotros nos enamoramos después de unos 3 o 4 meses—

—Bueno si,— contradijo Jason, —Pero quizás esta vez sea en poco tiempo— dijo más como si hubiese preguntado.

—¡Tomen asientos, Tomen asientos!— dijo la maestra Hera al entrar él aula. Enseguida Nico y sus demás compañeros tomaron su ubicación.

Como siempre tres lugares residían vacíos casi al fondo del aula.

—Hoy veremos-,— pero así como dijo, así como la cortaron por unos Fuertes y firmes toques en la puerta.

Refunfuñando y mascullando, la profesora llego hacia el picaporte, dio la vuelta encontrándose enseguida con unas tres caras. Sonriendo descaradamente obviamente.

—Señor Castellan y compañía, ¿Ahora qué excusa me ofrecen?— pregunto con una asquerosa sonrisa en su rostro.

La maestra tenía un plan.

—Que le importa — respondió un chico de cabellos negro. Hasta donde el tenía conocimiento, era el chico el cual estaba en la casa de su primo.

—¿Acaso es forma de contestarle a un mayor de edad, Sr. Nakamura?— los tres se rieron a la vez.

—No su majestad— dijo con evidente sarcasmo "Nakamura".

—Oh más bien su vejestad— respondió riendo el chico que le hizo daño a su primo.

—¡Sr. Alistar!— grito una Hera muy enojada. Los tres se carcajearon en frente de ella.

Al final cayeron en la oficina del Director...

Era la hora del almuerzo y todos los estudiantes hacían paso acelerado hacia la cafetería. Todos comían tranquilamente mientras conversaban con sus amigos y de más.

Todo estaba normal, hasta que ellas llegaron.

Annabeth iba de teniente y las demás de soldados. Las chicas aprecian de una forma majestuosa, casi celestial. Era un pecado tan siquiera mirarles mal.

Y ahí otra vez le cayó el veinte. ¿O sesenta?

Cada chica daba relucir una cualidad. La cualidad que le advirtieron.

Piper McLean enseñaba su belleza, era tan hermosa que le dolía los ojos de tan solo verla.

Hazel Levesque enseñaba su bondad, hablando con una chica de cabello castaño y ojos mieles avellana.

La chica de ojos miles avellana la reconoció como Calypso. Enseñaba su nobleza al respetar las decisiones de sus compañeras.

Su prima era lo que cualquier maestro catalogaba como una chica "problemática" o "rebelde". Dando entender que si cualquier tonto o tonta se atrevía a molestarlas, la pagarían muy caro.

Las Peligrosas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora