Capitulo 23 - Noticias

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                   Silvia no contestó y colgó el teléfono. ¿Qué estaba haciendo esa mujer en el apartamento de Jorge? ¿Y porque él no contestó el teléfono? ¿Dónde estaba él? No quería hacer ninguna conclusión precipitada, pero no pudo evitar sentir la opresión en el pecho y la angustia que cuidó de ella.


                     Un millón de preguntas comenzaron a surgir en la cabeza de Silvia. Después de unos minutos caminando de ida y vuelta en la habitación, sin saber qué hacer, decidió llamar otra vez, pero nadie respondió.     

                      Esperó toda la mañana por la llamada de Jorge. Después que viajó, él mantuvo llamándola todos los días, por la manaña y por la noche. Pero al parecer se había olvidado. O tal vez había reconciliado con Teresa y ahora estaban haciendo amor, o almuerzando juntos o caminando alrededor de la ciudad. Esta ausencia de respuestas ya estaba dejándola loca.

                    Decidió no decirle a nadie sobre el embarazo, hasta que las cosas se explicasen en detalle. No quería más confusión con Pablo y mucho menos que las personas tuvieran lástima de ella. Decidió llamar y pedir por el día libre de trabajo. Explicó que no sentía bien, y que no podía ir a trabajar. Entonces volvió a la cama y trató de dormir, pero no pudo. Necesitaba respuestas.


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                    Cuando entró en el taxi que lo llevaría a la estación de autobuses, Jorge vio cuando Teresa salió del edificio y se alejó en un automóvil. Llegó tarde a la estación de autobuses. El autobús había salido minutos antes. El siguiente sólo iba a salir 4 horas después. No había llamado a Silvia, su llegada sería una sorpresa. Pero ahora tenía miedo. Con este retraso ella cuidaría por él no haber llamado. Desafortunadamente tendría que esperar.

                    Quitó de la mochila un libro que había llevado para leer en el autobús, tratando de que las horas se pasan más rápido. Estaba deseando ver Silvia otra vez. Extrañaba su abrazo, su sonrisa y su forma de amar. Quería estar una vez más con ella en sus brazos. Tan sólo unas horas separaban los dos.


                    El autobús llegó a Veracruz a las cinco de la tarde. Enganchó un paseo con uno de los residentes. Llevó todo el equipaje a la cabaña y fue a la casa de Silvia. Cuando él consiguió llegar, estaba cayendo la noche. Llamó a la puerta dos veces y nadie apareció. Decidió insistir, cuando oyó pasos venir hacia la puerta.


                    Pablo abrió e hizo cara de pocos amigos.

-Hola Jorge.

-Hola. ¿Cómo van las cosas? -Dijo, serio.


- Al parecer, todo está bien.


-¿Silvia está? – Dijo, sin perder más tiempo.


-Sí. Está en la habitación. De hecho, pasó todo el día. No salió ni para comer.


-¿Qué pasó? ¿Ella está enferma? -Dijo, frunciendo el ceño.


-No sé. Traté de hablar, pero ella dijo que no quería hablar con nadie.


                    Estaban todavía en la puerta.


¿Puedo entrar e ir  verla?


-Sí. Pero no sé si ella va a querer hablar contigo también.


- Por supuesto lo hará. -No sabía que él venía, ella estaría feliz de verlo, pensó.


                    Pablo lo dejó entrar. Caminó a la habitación de ella  y llamó a la puerta. Ella no abrió. Insistió. Una voz contestó:


Entre las MontañasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora