Capítulo 1 - Aterrizage

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Hacía algún tiempo que Silvia Navarro trabajaba en la entrega de cartas en las regiones montañosas de Veracruz. No era lo que había soñado como una carrera, pero el trabajo le ayudaba a pagar la Universidad de Periodismo. Años de trabajo con su padre en las entregas la permitió conocer toda la zona, que estaba rodeada de montañas, donde sólo era posible el acceso a los hogares a través de un pequeño avión que había aprendido a pilotar de manera muy eficiente. Volar a través de las montañas era la mejor parte de ese trabajo, volar sobre esas cadenas rocosas, sentirse libre e independiente.

Era viernes, sólo quedaban unas pocas entregas y finalmente ella disfrutaría el fin de semana. Tenía un poco de trabajo universitario que ver, pero nada que tomase todo su tiempo libre, entonces tendría tiempo para ver algunas series que había dejado sin terminar y también dormir durante largas horas. Dormía poco durante la semana, por razón de su trabajo y de los estudios.

Ella tomó la última pila de cartas que estaban en la caja de entrega y leyó con interés el nombre del destinatario en el sobre que sería el siguiente en ser entregado. Jorge Salinas era el dueño del próximo sobre. Ella no tenía que trabajar duro para adivinar lo que aquel hombre estaba haciendo solo en las montañas de Veracruz. Recordó exactamente lo que la televisión había informado hacía unas semanas.

Jorge Salinas había pasado por un período de gran sufrimiento, y ahora, por supuesto, se escondía por un tiempo en ese lugar desierto, hasta considerarse  listo para enfrentar al mundo otra vez. Ella no lo culpaba por la búsqueda de un poco de intimidad en los terrenos de la antigua granja que pertenecía al viejo Francisco Ferrer en Blue Valley. Ella haría lo mismo si hubiera sido abandonada por el novio y toda su vida hubiera sido expuesta y objeto de debates y resoluciones judiciales en muchos programas de chismes ...

Preparó su pequeño avión anfibio para el aterrizaje y aterrizó en la orilla del río, cerca de un pequeño puerto. Miró a su alrededor y suspiró. No había nadie allí para recibirla.

                    Silvia decidió hacer caso omiso de ese pequeño detalle. A pesar de la fría recepción, al menos podría disfrutar de la belleza del lugar. El nuevo residente había renovado por completo la vieja cabaña y ella se había vuelto aún más acogedora. El ambiente era tan atractivo que salió corriendo a llamar al timbre, con curiosidad para ver más detalles de la reforma. Sin embargo, nadie vino. ¿Dónde estaba Jorge?

Entre las MontañasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora