Capitulo 15 - Días lluviosos

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Cuando Silvia despertó era casi de noche, la lluvia había disminuido, pero había un pequeño detalle: Jorge no estaba a su lado. Se levantó y lo buscó por la cabaña, pero él no estaba en cualquier lugar. Ella tomó un baño, se cambió y decidió esperar sentada en el sofá.


Silvia miró por la ventana. Estaba muy oscuro y Jorge aún no había regresado. Ella ya estaba preocupada. Para calmar la ansiedad, corrió a la cocina y decidió hacer una tarta con el paquete de mezcla instantánea.


Poco después, Jorge entró por la puerta trasera. Silvia se dirigió a él con una sonrisa:


- ¡Hola! Yo he estado buscándote y no te encontré, entonces tomé una ducha y puse una de tus prendas. Esta fue la más cómoda que he encontrado. También encontré este paquete de mezcla instantánea. ¿Te importa si hago un pastel? Es que me desperté con hambre.


- De ninguna manera - le respondió, un poco serio.


Después de poner la torta en el horno, Silvia tomó el tazón con el resto de la mezcla y llevó a la sala de estar, se sentó en la alfombra y comenzó a limpiar con los dedos el resto de la taza.


-¿Acepta un poco? - Silvia ofreció.

Él guardó silencio, mostrando que no quería hablar. Había tomado un baño y se había colocado un jeans y una camisa limpia. A la luz del fuego, Silvia se dio cuenta como era encantador. Primitivo, independiente, fuerte...

El pastel ya estaba listo. Silvia se dirigió a la cocina para sacarlo del horno. Cortó en trozos y calentó leche y lo llevó en una jarra a la sala. Los dos se sentaron en la alfombra frente al fuego y hicieron una merienda.


- Me alegro que tienes esta alfombra de piel de oso. Siempre soñé con hacer el amor en un tapete como este – dijo Silvia, sin molestarse en ocultar sus sentimientos.

En respuesta, Jorge dijo algo que ella no logró entender. Él estaba raro desde que se había ido cuando ella se despertó. ¿Había se arrepentido de haber hecho el amor con ella?


Cuando terminaron el desayuno, Silvia fue a la cocina, lavó los platos y volvió al calor de la sala, los dos se acostaron en el sofá. No había necesidad de palabras, y ella dejó Jorge sentir el calor de su compañía.

Algún tiempo después de que la lluvia había parado, Silvia estaba con sueño y anunció:

- Tengo sueño. ¿Donde debo dormir?


Una pequeña sonrisa apareció en la cara de Jorge cuando contestó, señalando a la habitación doble:

-Allí.

Poco después de lavarse la cara, Silvia fue a la cama, debajo de las cobijas suspiró de satisfacción. A los pocos minutos se dio cuenta de que Jorge estaba a su lado. Le tiró más cerca y él la abrazó. Sería fantástico si la tormenta no se fuera por días.





Silvia notó que la lluvia era todavía fuerte. Tan pronto como pudo, se dirigió a la cocina. Jorge ya estaba allí.


-Buenos días... – Dijo, mirándola de la los pies a la cabeza. -¿Dormiste bien?

-Muy bien - respondió con una sonrisa. -Siento un olor delicioso de café. Hum... estoy muriendo de hambre!

-Eres una comilona – habló, muy chistoso.


Entre las MontañasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora