Capitulo 11 - Incertidumbres

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Sin embargo, Silvia estaba ansiosa y llena de incertidumbres. Jorge le había dicho que él quería que ella fuera suya, pero ¿qué significaba? Sólo sería una noche de placer y nada más? Ella sabía que estaba empezando a sentir algo por él, y estaba bastante segura de que él no quería una relación seria después de todo lo que había sucedido con su ex novia. ¿Qué haría? Dejaría llevarse por lo deseo o dejaría en claro sus sentimientos? Ella tenía mucho que pensar, pero sabía que no tenía mucho tiempo para ello.

Cuando salió de esa maraña de pensamientos Silvia se dio cuenta de que la habitación ya estaba confortablemente caliente, y luego fue al baño a vestirse. Cuando regresó, se encontró con Anna en la puerta de la habitación de Pedro y juntos fueron a ver cual la condición del niño.

- La inflamación está disminuyendo, no estás de acuerdo? - Ana preguntó con ansiedad, inclinándose sobre el niño dormido.

Silvia asintió y en ese momento Pedro despertó y dijo:

- Tía Ana, quiero ir a mi casa.

- Por supuesto, querido. Pero ¿cómo se siente?

- Mejor ...

Ana se abrazó al chico y luego se dirigió a Silvia:

- Yo estaría más tranquila si estábamos cerca de una clínica. Puedes llevarlo a la ciudad con usted Silvia? Tenemos el coche, pero una parte de la carretera es intransitable desde la última tormenta, según lo informado por la radio ayer. Por esta razón le pedimos que trajera el suero aquí. El padre de Pedro está ansioso para que vuelva a casa. Crees que tú avión será reparado pronto?

- El problema está en el depósito de combustible. Si puede ser fácil de reparar. Vamos a hablar con Jorge - sugirió.

Jorge estaba en la cocina, se sirviendo una taza de café recién hecho.

- Pedro quiere ir a casa - dijo Silvia. - ¿Podemos llevarlo a tu casa, y yo me lo llevo en avión?

- Si arreglamos el avión, usted puede llevarlo de aquí directo. ¿Cree que puedes ir sola en Rayo? Voy a estar allí, pero voy a tener que caminar. No podemos sobrecargar al pobre animal - dijo, abrazándola con cariño, como para relajar su mente, como lo había hecho antes con el cuerpo cansado.

Silvia extrañó su actitud. No estaba acostumbrada a esta aproximacíon de él, a pesar de todo lo que sucedió la noche anterior ella todavía esperaba que él fuera frío con ella cada vez que ella llegaba demasiado perto.

- Voy a hacer mi mejor esfuerzo. Mi jefe no me ha dicho nada acerca de montar a caballo cuando fui contratada. - Bromeó. - ¿Pero qué puedo hacer?

- De acuerdo.

Mientras se preparaba el caballo para que pudieran salir, Jorge recordó la noche anterior, cuando se dejó llevar por su corazón, no por la razón. Silvia tiró al suelo todas sus juramentos de no involucrarse emocionalmente con una mujer otra vez. Ella lo llevaba a locura.

Por el momento ya no sabía exactamente cómo definir cual los sentimientos que tenía hacia ella y no estaba seguro de nada, pero no quería hacerle daño. ¿Qué iba a hacer cuando los dos estuviesen solos otra vez? Iba dejarse guiar por el corazón de nuevo? O seguir a la razón y decirle que todo había sido un error, que no estaba dispuesto a involucrarse con nadie y que su corazón todavía estaba roto para que pudiera confiar en alguién nuevamente? Necesitaba tomar una decisión.

En tres horas ya estaban listos para salir. Silvia se sentó en la silla de montar, y Jorge tomó las riendas. Mientras iba en terreno plano, Jorge y el animal caminaban rápidamente, pero cuando llegó a las sierras vio que ambos disminuyeron a marcha, respirando con dificultad por el esfuerzo que habían hecho.

El viejo camino era, sin duda, de difícil acceso. Silvia no podía creer cuando finalmente vio la estrecha carretera que atravesaba el valle hacia la cabaña de Jorge . Sin embargo, al igual que entraron en el bosque vio las nubes en el cielo, lo que indicaba que habría otra tormenta.

Una tormenta! Era justo lo que no necesitaba! Nada funcionaría en ese viaje? Ella estaba con un retraso de dos días en la entrega del correo. Nunca pensara que una viaje de primeros auxilios se convertiría en esa aventura.

- Vamos a limpiar el tanque de combustible y despegar pronto. Viene otra tormenta - dijo a Jorge, mirando el cielo oscuro.

- Está bien - acordó, montando su caballo y poniendo al galope.

En veinte minutos llegaron a la casa de Jorge.

- Cuide del avión y yo haré cargo de Rayo - le dijo a Silvia.

Ella corrió hacia el avión, y en unos pocos minutos, Jorge estaba a su lado, ayudándola a ver lo que estaba mal con el tanque. En una hora el problema fue detectado: una impureza obstruía el orificio interior de una válvula, impidiendo el flujo de combustible. Con un alambre, Jorge limpió bien la peza interior y luego Silvia tomó otra hora para volver a montar el tanque. Finalmente todo estaba listo.

Silvia trató de dar el partido. En el primer intento el motor todavía tosió un poco, pero luego funcionó. Al parecer, el avión estaba listo para despegar con seguridad.

Entre las MontañasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora