Capítulo XXIV: Rojo Carmesí.

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Abro los ojos y no puedo estar al tanto si algo está mal o bien...

Estaba seguro de dos cosas:

Él tiene el poder de entrar en la mente de las personas y había entrado en la mía.

Algo en lo profundo de mi corazón y mi mente se habían roto por completo. Había cambiado de mal en peor. No solo había roto una parte silenciosa de mí, sino que destruyó toda cordura y sanidad.

Me empujo a un lado y caigo en la tentación de seguir su voz. Pero al fin de todo estaba obedeciendo la orden de descansar. Dejar de soportar los cuchillos en mi espalda y a cambio de eso, pude estar más seguro de un tercer hecho.

Que tenía una sensación a través de mi piel.

Estaba estirado. Extendido como una estrella. Con mis piernas abiertas sobre mi espalda. Percibo el hormigueo. Todo lo que veo es como si cerrara mis ojos, negro vacío.

Mis ojos se guían por algún rastro de luz y ahí, veo la puerta con una luz violentamente brillante. Pero antes, está la sombra de alguien yaciendo en el mismo suelo negro. Seguimos en el mismo justísimo negro espacio vacío de mi mente.

Río.

Puedo... sentir... puedo sentir el frío picándome por la espalda desnuda ¿es esto dolor? Puedo llamarlo frío, así es como lo llaman.

Levanto la cabeza lo bastante alto como para ver que estaba completamente desnudo. La parte trasera de mi cuerpo parece entumirse y temblar.

¡Eso hace!

Me levanto sobre mis rodillas y me quedo ahí, mirando a la persona inconsciente cerca de la puerta reluciente. Me llevo la mano a la boca con las lágrimas resbalando de mis ojos hasta mis cutículas. Gradualmente se sienten como ácido, quemándome las mejillas.

Estallo en risas.

¡Tengo por fin lo que siempre he querido! El dolor que nunca tuve.

Me duele la espalda, es dolor... duele.

Dejando eso de lado, me apresuro en ir con la única persona que me salvó del mundo exterior, él me ató a este mundo maravilloso. Debía agradecerle. Lo amo.

Estaba corriendo en círculos, todo fue tan inútil, no lo merecía. Pero para mí él era perfecto.

Fui trepando el suelo, golpeando mi rodilla contra el frío. Me acerqué a él, lo mire con expresión de ternura. Sí, lo amo. Lo abrazo con infinita gratitud. Pego mi pecho con el suyo y escondo mi rostro en su cuello.

Siento como se sacude.

— ¿Noiz?

A la vez que se quejó, siento un cálido liquido en mi brazo junto con un placentero estremecimiento.

¡Ahí está!

Rio entre dientes cuando miro su herida y la mía juntas. Duele tanto.

— Noiz... ⎯ empuja mi hombro para mirarme.

Su mano, tanto como una navaja, abre mi piel. La quita en seguida con pavor. Esto es lo que quiero, muchas gracias.

Me aferro fuerte a él. Rio.

— Duele...⎯ suspiro. Aoba tiembla.— Lo siento... ¿eh?

Él mira mi cuerpo con ojos muy abiertos, parece que esta admirando mis heridas, las heridas que compartimos él y yo

— Es...esto... ¿por qué?

— Aoba —Miro sus ojos confundidos ante la situación pero no es difícil de entender.

LÄRM- NoiAo DMMd [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora