XXXIX: Deadline.

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Noiz asintió como si lo entendiera sin parecer ofendido o herido, se rascó la cabeza y se dió la vuelta para ayudarme a hacer la mezcla. Y ahí estoy; confundido, helado y boquiabierto.

Observo la espalda de Noiz mientras maniobra con unas cuantas cosas que no sé muy bien qué son. Seguramente nada y sólo lo hace para evadir mi mirada confundida sin huir.

Pero esto no se queda así.

Me he lavado las manos del huevo en ellas y estoy decidido a darle un fin a este terrible y asfixiante silencio de una vez por todas antes de que pueda pronunciarse y ser peor.

Me acerco tímido a su lado. Estudio su rostro, pero nada más que seriedad falsa es lo que emana de sus ojos, coloco una mano en su manga y tiro de ella un poco. Ahora puedo ver que está jugando con los botones del horno, absorto distraído en rozarlos con los dedos. Oh, no.

— Noiz...

— ¿Mm?

— Noiz —tiro de su manga de nuevo—, mírame.

Noiz gira el cuello de mala gana. Suspira y me devuelve la mirada. Tengo que tomar el valor que necesito en este momento.

— ¿Cuál es la verdadera razón?

— Te la diré si tú me dices la tuya—repone, yo asiento. Hace una pausa por unos momentos y dice con vista penosa—. Te quiero.

Puede que me esperaba una respuesta así, de todos modos mi corazón dió un vuelco y me golpeó las costillas como si no lo conociera.

— Pero ya me tienes.

Noiz responde con una mueca y un gruñido, sus ojos vuelven a clavarse hacia abajo.

— ¿Hay algo que falte? —pregunto con la paciencia que le tendría a un niño de cinco años—. ¿Algo que podría mejorar?

— No, no lo creo. Vivimos juntos, y nos amamos. El sexo es genial, muy bueno tengo que decir y no nos preocupa nada.

— ¡¿Eck?!

— Pero quiero pertenecernos. Quiero más —Noiz ahora me mira a la cara y toma mis manos—. Algo bueno viene del matrimonio, y tal vez es por eso que la gente lo busca. Con quien más quieren en el mundo y yo quiero algo de eso.

— ¿Qué me dices del divorcio?

Noiz me observa ceñudo y parpadea un par de veces.

— Nosotros no lo haríamos... —dice indignamente convencido

— Noiz, ya nos pertenecemos —suspiro—. Si lo tenemos todo, no tenemos una razón para ser felices para siempre cuando simplemente lo somos.

— ¿No crees en el matrimonio?

— ¿Y tú?

— Quisiera creer que el matrimonio es la clave para el felices para siempre.

— No lo es —Le doy un apretón a Noiz—. No estamos casados y ya lo somos.

— ¿Te parece? —Noiz suelta una de mis manos para deslizar un mechón de cabello por sus dedos haciendo referencia a lo que pasó con Roth.

Refunfuño con mi paciencia casi marchitándose.

— ¿Tú crees que casandonos arreglará todo y seremos felices?

— Sí.

— Pues estás muy equivocado. Y esa es la razón por la cual no puedo aceptar.

— ¿No me rechazaste porque no quieres casarte con alguien como yo?

— ¿Alguien como tú? —ladeo la cabeza.

LÄRM- NoiAo DMMd [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora