Capítulo XX: Lunes.

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Me doy cuenta que Noiz está despierto cuando lo siento enterrar la nariz en mi nuca.

— Despierta. —Por el tono que se escuchaba deduzco que era ya la milésima vez que lo decía.

— Mhm, no..

— Ya es hora. Ya inició la semana.

—Mhmm, no vayas a trabajar. Quédate a dormir cinco...minu... una hora más. —gimo medio dormido.

 — ¿Una hora más es todo lo que necesitas? —Una risa ronca sale de su garganta.

— Sólo eso. No puedo despertar.

—Porque dormiste muy bien, ¿cierto? —susurra con los labios en mi oreja.

— Mm ⎯gimo en señal de protesta hacia mi estremecimiento.

Noiz lleva sus labios a mi nuca, planteándole pequeños besos.

— ¿Por qué no te quedas aquí? —dice de la nada.

— ¿Quedarme?

— Me refiero a mi habitación. Tienes ya dos días durmiendo aquí, y debo decir que es mejor. ¿Quién necesita una cama tan grande si no puedes compartirla? Traslada tu ropa aquí y ...

— ¡Me niego! ⎯Me incorporo para mirarlo a los ojos, el movimiento repentino me marea un poco⎯. No...no es normal en dos hombres.

—¿Por qué?

—Porque... no..., dormir juntos como si fuéramos...marido y mujer.

— ¿No te gusta?

Noiz me mira con la curiosidad de un niño. ¿Qué le voy a hacer? Aparto la vista.

— No es eso.

— A mí me gustaría la vida de casados. Acostúmbrate. No estamos casados, olvida eso. —Vuelvo a echarme cubriéndome con el edredón gris.

— Tienes razón, por eso mi bella esposa no bajará a prepararme algo con sólo un delantal puesto.

— ¡¿Qué dijiste?!

— Nada. Me voy, quédate durmiendo un rato más. —Noiz ríe, se levanta y se marcha por la puerta de su habitación.

No puedo evitarlo, es el calor de Noiz y su olor. Toda su cama impregnada de esos dos elementos embriagadores. Entierro el rostro en la almohada, pero ahora no puedo dormir. El eco con su voz no se consume en un punto. Viaja por todas las paredes, se hacen más fuertes y lejanas.

— Debería levantarme.

Entonces me siento, para volver a caer en la almohada.

— Aoba...

Pero los dulces sueños no duran para siempre. Nunca lo hacen.

Siempre hay algo o alguien que salta en tu espalda empujándote a despertar.

— Aoba...

Un pequeño ser ahora se desplazaba a mi rostro propinándole lamidas a mi mejilla. La punta de mi nariz sintió el pelaje de aquella criatura como suaves agujas rozándola.

— Ren... necesito dormir —gruño—. ¿No sabes que si interrumpes el sueño de una persona puedes provocarlo problemas psicológicos en el futuro?

— Eso, tengo entendido que sólo pasa con los adolescentes. Y tú ya no eres uno. Además ya son las 11:59 am.

Abro los ojos de golpe. Los siento hinchados y me pesan.

LÄRM- NoiAo DMMd [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora