No Fue Una Cita

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Fue hace un par de semanas.
Según Alex era una salida de amigos como cualquier otra que habían tenido y no una cita como decía Saúl, el hecho de que esta vez sólo fueran los dos y no los seis que normalmente formaban el grupo no cambiaba las cosas. Para Saúl era una cita no importaba cuanto lo tratara de negar Alex, que el lo llamara como quisiera, lo importante era que habían salido juntos.

El plan era ir al centro comercial, ver una película, luego al patio de comidas y terminar en los videojuegos, era básicamente lo que habían hecho otras veces pero ahora sólo iban los dos, convencer a Alex de ir fue algo complicado, pero ya estaban en camino.

El viaje en el bus fue bien, este estaba casi vacío y ellos se sentaron hasta atrás, iban charlando, riendo, al disimulo se tomaban de las manos y Saúl logro robarle algunos besitos. Pero las cosas cambiaron en el tramo que existía entre la parada de buses y la entrada del Mall.  Inconscientemente Alex se aferro a la mano de Saúl y apoyo la cabeza en su hombro, de la nada se oyó un chiflido.

-¡Esa parejita!- Risas, era un tipo de unos dieciséis años que no supieron de donde salió. –Par de mariquitas, vengan a chupármela-Mas risas.

-¡¿Que te pasa?! Pues hijo de la &%$# -Alex, salió al paso, no aguantaba burlas de nadie, mucho menos de este tipo.

Un ojo morado, un labio cortado y una camiseta hecha jirones después, Saúl decidió que debía detener a Alex antes de que matara al tipo que ya no sabía donde estaba parado, no podía intervenir antes o también le hubiera tocado recibir la ira del pequeño tigre.
La técnica de Alex era infalible: patada en las canillas, golpe en el costado y terminaba con un cabezazo en todo el rostro del oponente. Tal vez era por que nadie esperaba que alguien con su apariencia tuviera tal fuerza.

Tomó por la cintura a Alex y se lo llevo gritando y pataleando, mientras el otro permanecía hincado y con la mirada perdida, se dirigió a una banca metálica que se hallaba cerca de la entrada principal del Mall, logró hacer que sentara muy a regañadientes.

-Déjame  ver tus manos- Esas manos pequeñas tenía los nudillos enrojecidos por dar tantos golpes, intentó besarlas pero Alex las retiro rápidamente.

-¿Quieres que nos vean?- Estaban bastante cerca de la entrada y la gente entraba y salía –No quiero que aparezca otro imbécil que quiera insultarme.

-Esta bien, ya no seré tan cariñoso, pero sigamos que la película empieza en media hora, - Saúl intentaba olvidar el asunto y seguir con la cita, creía que cuando se le pasara el enojo sería un bonito paseo, pero Alex ya no tenía ningún deseo de continuar.

-Anda tu si quieres yo me voy a mi casa- dijo Alex mientras miraba sus nudillos.

-No puedes dejar que ese tipo nos eche a perder nuestra cita…salida, no le des el gusto.

-No se trata solo de eso, si decidimos seguir, inconscientemente nos vamos a coger de las manos o se nos va ir una risita y va a aparecer alguno que sea peor que ese tarado y a lo mejor no le pueda noquear- Se quedaron en silencio un minuto- Saúl, creo que solo deberíamos salir si encontramos un sitio donde no nos molesten.

-No creo que exista un lugar así.

-Entonces debemos seguir viéndonos en tu casa.

-Pero es que yo quiero salir contigo.

-Bueno, pero sólo si encuentras la manera de que no nos molesten.

Alex y SaulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora