Daban las seis y quince, el sol comenzaba a ocultarse, la pareja de enamorados se dirigían a la casa de Alex y las luminarias a ambos lados de la calle parecían encenderse a su paso. Saúl tenía muchas ganas de tomarle de la mano a Alex pero no se atrevía a hacerlo debido a que su pequeño tigre ya no vestía las prendas femeninas, lo que quedaba aquellas ropas estaban dentro de una mochila que él llevaba al hombro, lo que Alex tenia puesto era una camiseta y un pantalón que le prestara Saúl, ambas le quedaban grandes, la camiseta casi hasta las rodillas y el pantalón era tan largo que le tuvo que hacer varios dobladillos a las vastas, por calzado chancletas que al igual que la ropa eran muy grandes y le dificultaban un tanto el caminar.
-¿Seguro que no quieres que te acompañe a hablar con tus papás? -Era la enésima vez que Saúl preguntaba lo mismo.
-No -Alex volvía a negarse por enésima vez.
-¿Por qué no? Creo que será más fácil si estoy ahí apoyándote.
-No, más bien si estás ahí me sentiré incómodo y me va a ser más difícil expresarme.
-Quiero estar contigo apoyándote.
-Vas a estar -al decir esto Alex extendió la mano hacia Saúl para que viera que en ella llevaba el pequeño sobre de papel que guardaba el anillo.
Llegaban ya a la entrada.
-Si te hace sentir mejor puedes quedarte aquí afuera por si algo pasa -Se paró de puntitas y le dio un beso en la boca como otras veces lo había hecho, solo que esta vez ya no miro al rededor, no le importo que alguien los viera y a Saúl tampoco parecía importarle.
-Aquí estaré -dijo Saúl cuando terminaron de besarse.
Alex se acomodó la mochila y se encaminó a la puerta, iba a buscar las llaves de la casa en el pantalón pero la larga camiseta cubría los bolsillos y entonces recordó que no estaba usando su ropa, lo que le dejaba dos opciones o golpeaba la puerta o tocaba el timbre, opto por el timbre y esperó a que le abrieran.
-¡Ya llegó! -Gritó Verónica cuando vio quien era el que había tocado el timbre, lo tomó de la mano, lo jaló para adentro y volvió a cerrar la puerta.
-Uta, ñaña ni sabes la que se armó aquí, cuando llegué papá estaba gritando, mamá lloraba, el Jairo en el sillón con cara de tonto sin saber que pasaba -Verónica hablaba a mil por hora sin detenerse ni siquiera para respirar- Entonces el Andrés grito fuertísimo cosa que todos nos callamos y el man se lanzó un discurso así de enorme -extendió los brazos tanto como le fue posible para que quedara claro cuan enorme fue el discurso- sobre la familia y sobre apoyarse el uno al otro, cosas que yo así -abrió la boca imitando un rostro estupefacto- no tuve que decir nada para defenderte porque él solito se encargó de eso.
-¡Mija! -Mamá llegó corriendo y le abrazo- Mira no más, yo teniendo otra hija y no me he enterado -Le dio un beso en la mejilla y otro más en la frente- ¿Estas bien? ¿Y ese vestido que usabas en la foto? -Vio que Alex mostraba la mochila- ¿Por qué no la traes puesta? Debe estar sucia, no importa, que tu hermana te preste algo y mañana te compramos ropa nueva ¿Tienes hambre? Ahora mismo te preparo algo.
Alex trataba de aclarar en su mente todo lo que le había dicho Verónica y sumarle todo lo que dijo mamá, eran demasiadas cosas, hasta ahora lo más sorprendente era quien había sido su defensor, dejo de pensar porque ahora se acercaba papá.
-Bien, tengo dos hijas -fue lo único que dijo con su habitual tono estoico, dio media vuelta y se dirigió a la sala, donde también se encontraba Jairo, el menor de los hijos.
Aquellas palabras más que tranquilizarle le sonaron más a una sentencia, quería explicar que no tenía intenciones de usar falda todos los días y lo hubiera hecho de no estar tan sorprendido como lo estaba.
-Hola, ñaña -Andrés se acercó, en otras ocasiones hubiera infringido alguna tortura a Alex pero hoy no-¿Cómo estás?
-Bien –Alex hubiera preferido mil veces que Andrés le saltara al cuello y le diera coscorrones en vez de que le obsequiara aquella amable sonrisa- ¿Tú me defendiste?
-Sí.
-Pero tú me odias.
-¿Cómo te voy a odiar si eres mi familia? –Puso su mano tiernamente en la cabeza de Alex y continuó hablando- Lo que a mí me gustaba era hacerte enfadar, pero ya no lo haré más, no me gusta molestar a las mujeres.
Andrés se apartó y se dirigió a su habitación asegurando que tenía que prepararse para salir con su novia, Alex quedó en silencio junto a Verónica.
-Así que –Comenzó a decir ella- ¿Qué estuviste haciendo?
-¿Eh?
-No te hagas, la foto llegó como hace tres horas y media, si hubieras venido directamente de halla tendrías que haber llegado hace más de dos horas entonces, ¿dónde estabas y qué estabas haciendo?
-No te interesa –Alex miró hacia otro lado haciendo un puchero y dispuesto a no decir nada más.
-Nada, nada –Verónica le abrazó lista para comenzar un largo interrogatorio- me vas contar todito, lo quiero saber todo con detalles.
Alex tomó la decisión de no decir nada a Verónica que ya le estaba arrastrando a su habitación para prestarle ropa, tal vez le enseñaría el anillo que le había regalado Saúl tan solo para darle envidia.
-¡Ah! Espera –Alex se soltó de Verónica y fue hacia la ventana, casi se olvida que Saúl esperaba afuera.
La noche casi se había apoderado totalmente del cielo, ya varias estrellas mostraban su brillo, mientras un viento frío recorría las calles haciendo que Saúl tiritara. Los minutos que pasaron se le tornaron eternos, estuvo esperando oír gritos o alguna clase de actividad que le indicara que Alex necesitaba su ayuda pero todo estaba tan calmado que no sabía que pensar, quizá sería buena idea acercarse y llamar a la puerta, sí, eso sería lo mejor.
Comenzó a andar y de inmediato se detuvo al ver que las cortinas de una ventana se movían, poco después asomó Alex quién saludo con su mano y luego mostró un puño con el dedo pulgar extendido como señal de que todo estaba bien, le dedicó un beso volado, se despidió y desapareció tras las cortinas.
Parecía que ya no había nada más que hacer, Saúl caminó unos cuantos metros y volteó para mirar la ventana de nuevo por si acaso volvía a aparecer Alex pero no fue así, todo parecía estar bien y eso le hizo feliz, comenzó a preguntarse si Alex aceptaría salir de nuevo la próxima semana.
FIN
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Alex y Saul
Short StoryAlex y Saul son amigos desde la infancia, pero ahora su amistad evoluciona hacia algo más.