Alex deseaba ver el final de la saga de su espía preferido pero todas las entradas estaban agotadas para todas las funciones, Saúl prefería ver una de terror pero estaban clasificadas como para mayores de dieciocho años por lo que no les permitirían entrar, las otras opciones eran una película experimental francesa, una animada con animales parlantes y una comedia romántica, se decidieron por esta última aunque no con mucho entusiasmo, pero al parecer ambos intuían que poco o nada importaría la película una vez que se apagaran las luces.
Fue Saúl quien fue a comprar las entradas mientras Alex esperaba en una banca, se sentó juntando las piernas como le había enseñado Verónica pero no le parecía una posición muy cómoda por lo que prefirió pararse y caminar un poco, se detuvo frente a la vitrina de un almacén de ropa para chicas, miró un conjunto de blusa negra con unos pantalones cortos al cuerpo de color azul y comenzó a pensar si le quedarían bien, miró el precio y calculó que necesitaría unos dos meses para reunir el dinero con lo que recibía cada semana, tendría que dejar de comprar algunas cosas pero era seguro que lo podría comprar.
Estaba tan concentrado en sus cálculos que la voz de la dependienta le causo un sobresalto.
-Siga señorita, puede probarse la ropa sin ningún compromiso, le puedo mostrar ropa que a usted le quedaría muy bien.
-Eh… no gracias solo estaba viendo –dijo Alex mientras se retiraba caminando con paso veloz a ver si Saúl ya había comprado las entradas.
¡Idiota! Se repetía a sí mismo mentalmente, ¡idiota! ¿Por qué estaba pensando en comprar más ropa? Si la falda que estaba usando era solo por hoy, no iba a necesitar mas conjuntos, el era un chico y a diario seguiría usando su ropa, trató de convencerse que inconscientemente se preparaba para futuras salidas con su novio, pero la verdad era que le encantó aquel conjunto tan femenino y quería usarlo, sintió que algo estaba pasando dentro de él y le asustaba.
La fila no había avanzado mucho y había aumentado de tamaño, después de buscar un poco pudo distinguir a Saúl, a este ritmo entrarían cuando la película ya estuviera empezada. Alex no quería sentarse por lo que se fue a apoyar en una columna, decidió no contarle nada de lo que había pasado a Saúl, primero aclararía sus ideas y luego vería, quizás esta cita le ayudaría a pensar mejor.
De pronto Alex tuvo la sensación más repugnante de toda su vida, comenzó con un ligero roce en la pierna, luego pudo sentir como una mano recorría su muslo hasta meterse por debajo de su falda, finalmente un dedo de la mano invasora recorría el encaje de su ropa interior. Ya estaba, no lo iba a aguantar más, un pensamiento le cruzaba la mente y se había apoderado totalmente de él: venganza.
Saúl oyó un grito y pudo ver que había alguna clase de alboroto e instintivamente supo que estaba relacionado con Alex, le pidió a una señora que le cuidara el puesto en la fila mientras iba a ver que era lo que sucedía. Cuando llegó pudo ver que un guardia del centro comercial sostenía a su novio que trataba de liberarse para seguir castigando a un hombre de unos sesenta años que se encontraba tirado en el piso, Alex le había dejado un ojo morado y de la nariz le salía un chorrito de sangre.
-¿Qué paso? -Ese viejo pervertido me mandó mano –Alex estaba fuera de sí, el guardia casi no podía contener a la pequeña fiera que clamaba sangre por la ofensa recibida.
-¿Cómo? –La idea de que alguien más tocara a Alex enojaba mucho a Saúl, tanto que no le importaban las canas de aquel viejo, también quería golpearlo y lo hubiera conseguido de no ser por que un segundo guardia apareció y lo detuvo.
Los dos se quedaron abrazados mientras veían como los guardias escoltaban al viejo a la salida, al parecer Alex no había sido su primera victima y ya lo tenían fichado.
-¿Te encuentras bien? –Saúl pensó que Alex iba a pedir que se fueran de ahí.
-Aún siento su asquerosa mano en mi cuerpo, hasta me dan ganas de vomitar.
-Casi lo matas.
-Lo hubiera hecho de no ser por el guardia.
-Alex, no te alejes de mí, no quiero que algo así te vuelva a pasar.
-Se defenderme, no tienes que estar cuidándome.
-Ya se, pero si te dañan de alguna forma yo… por favor no te alejes de mí.
-Está bien –a Alex le pareció tan lindo que Saúl se pusiera en plan protector que no se pudo negar.
Se dieron un rápido beso y cogidos de la mano se dirigieron a comprar las entradas para el cine.
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Alex y Saul
Short StoryAlex y Saul son amigos desde la infancia, pero ahora su amistad evoluciona hacia algo más.