MALDITAS ALITAS

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  CAPITULO 4



—¿Es en serio? — Angie estaba completamente emocionada.

—Sí —  Respondí mientras tomaba mi jugo de caja sabor mango— Lo sé, yo tampoco me la creo, pero nos invito.

—Mmm — Karniel tenía cara de disgusto — Yo no estoy tan seguro.

—¡Ay! vamos, no seas aguafiestas. Nosotros en una fiesta de universitarios, imaginalo —  Angie trataba de impregnarle emoción a nuestro amigo para que asistiera.

—Tú estas feliz porque es Avan quien nos invitó.

—¿Vas a empezar? — Dijo mi amiga blanqueando los ojos — Me tienes asqueada con eso, ya supéralo.

—¿Así como tu superas a Avan? —Yo solo me quede ahí viéndolos, pelear una vez mas.

—Y a ti ¿qué?— Angie ya estaba muy molesta.

—Hagan lo que quieran, yo no voy — Se levantó de la banca en donde estábamos.

—Karniel, espera — lo quise detener pero se fue muy enojado, miré a mi amiga con desaprobación.

—¿Qué?

—Fuiste muy ruda con el.

—Es que ya me tiene harta, debe entender que el y yo no va a pasar.

—¿Y con Avan, sí?, ya te he dicho que...

—Me interrumpió, — ya lo sé, pero las cosas pueden cambiar. Vamos a ir a la fiesta ¿verdad?

—No lo sé... — Dudé un poco.

—¿Por qué no sabes?

—Pues, estará Joshua... y...

—Por favor, ¿y eso qué?, no le des importancia al tipo ese, anda vamos.

—No tengo ropa.

—Yo te presto, ya sabes que mi papá me compro mucha, queriendo lavar sus culpas. — Su papá casi no estaba con ella, y como su mamá murió cuando ella era pequeña, el señor se refugio en su trabajo dejando mucho tiempo a Angie sola, pero todos sabíamos que la amaba con todo su corazón,simplemente era la manera de lidiar con todo el dolor — Vamos. ¿Quieres que te ruegue?

—Ya, ya, esta bien — Le di una mordida a mi sándwich — Pero a la primera idiotez de Avan o Joshua me largo.

—Grito de felicidad— Sí, lo prometo, cualquier cosa nos largamos. — Era inútil resistirme con Angie, siempre terminaba cediendo.

Ya eran las ocho de la noche, me arreglé, ya que después de la escuela pasamos a casa de mi amiga. Elegí un vestido algunos accesorios y más tarde me fui a mi casa, para hacer tarea y por supuesto a tratar de ponerme linda.

— No te ves tan mal — Dijo Avan entrando a mi habitación.

—Callate — Me senté junto a el en la cama — Y tu te ves horrible, como siempre.

—Ya quisieras — Me empujó un poco — ¿Y a que hora vienen tus amigos?

—Solo Angie. Karniel no va — Me miró y supo el porque.

—Se porque, solo espero no haya problemas.

—No, ya sabes... lo de siempre — La bocina de un auto se escuchó — Seguro es tu amigo.

—Se asomó a la ventana — Sí, es Josh — Se levantó de mi cama — Bueno, nos vemos allá, ¿ya sabes llegar a casa de Jenn?

—Sí, allá nos vemos — Salió, me quede mirando cómo se metía al auto de Joshua. Esperé unos minutos más por mi amiga, quien llegó con el volumen a todo lo que daba, baje metiéndome a su automóvil. — Tú y tu escándalo.

—No es escándalo, simplemente es arte. La música es lo mejor, sobre todo cuando se escucha fuerte.

—Estas loca — Llegamos a la casa de Jenn, la música se escuchaba a unas dos calles de distancia, habían muchos chicos y chicas, nadie de nuestra edad, eran puros universitarios.

—¡Oh, por Dios!, ¿ves?, no hay nadie de nuestra edad. — Mi amiga se encontraba visiblemente emocionada —Bueno, ya vamos — Entramos a la casa, todo estaba genial, todos bailando. La casa de Jenn era increíble, tenía todo muy fino, su sala era tipo gamusa blanca, y en seguida me fui a sentar ahí, junto con Angie — Esto es fabuloso.

—Tengo hambre — Mis tripas hicieron ruido. Vi hacia la mesa en donde había bocadillos y unas increíbles alitas a la BBQ — ¡Yo quiero! —le dije a Angie, corrimos a la mesa.

—Hola, chicas — Nos saludo Jenn — ¿Qué tal, que les parece la fiesta?

—¡Esto es genial! — Le dije mientras comía unas papas.

—Gracias por la invitación — Dijo Angie, a ella no le agradaba mucho Jenn, por Avan.

—De nada, espero que se diviertan. Tomen todo lo que quieran — Un chico le llamó a nuestra anfitriona — Ahora vuelvo — Nos dirigió una sonrisa para después irse.

—Es tan jodidamente linda que me choca no odiarla — Mi amiga la vio irse. Después se comió un bocadillo.

—Lo sé — Sonreí. Me Servi alitas, las amaba, la salsa barbicue es deliciosa. Nos fuimos a sentar de nuevo al sillón y comenzamos a comer, también bebía un vaso de soda. No sé porque rayos, pero una maldita alita aterrizo en el sillón delicado de Jenn y entonces palidecí. — Mierda — masculle, estoy muerta. Levanté la alita y una gran mancha de salsa estaba en el sillón, ¿que hago?, voltee a ver que nadie me haya visto, pero Angie se había parado al baño y no estaba, nadie parecía haber visto lo que hice.

—Ya te vi — Una voz me hizo brincar. Perfecto, ahora si estoy muerta — Ya ensuciaste el sillón carísimo de Jenn.

—Ya lo sé y quiero morir, no fue a propósito — Le dije preocupada, entonces el se sentó junto a mi — Ayúdame en vez de burlarte de mi, me lo debes por lo lepero que has sido, Joshua.

—Sí, ya, esta bien, ¿sabes que el agua mineral es buenísimo para quitar manchas? — Me dijo levantando una ceja presumido.

—No lo sabia, pero no puedo levantarme ya que si lo hago se verá la mancha.

— Bien, yo iré por el agua, no tardo — Se levantó, camino con dirección a la cocina.  Angie aún no volvía. Después de unos minutos regresó con el agua mineral. — Mira, conseguí este trapo para mojarlo y lo talles en el sillón, así saldrá mejor la mancha.

—Esta bien — Mojó discretamente el trapo, una vez que tuvo bastante agua me lo pasó — Espero que nadie me vea.

— Se discreta que nadie te vea, espero que esto sirva — Sonrió de lado.

—Yo más, si no, no se que haré.

—Tranquila, lo hará — En eso alguien le llamó — Bueno, me tengo que ir, suerte-me guiño un ojo levantándose del sofá.

—Seguí con lo del trapo, y la mancha casi desaparecía, ¿quien lo diría?, Joshua Olsen me ayudó con mi problema.

SOLO UN SUEÑODonde viven las historias. Descúbrelo ahora