Mis recuerdos no te hacían justicia...

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Pequeñas manos deslizándose por sus mejillas hicieron a la mujer sonreirá

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Pequeñas manos deslizándose por sus mejillas hicieron a la mujer sonreirá. Cèbre siempre hacia aquellos cuando quería despertarla de algún modo. Ella sonrió con alegría. El niño beso las mejillas de su madre y volvió a acariciarle.

-Mamá...-. Dijo el pequeño niño con un deje de tristeza mientras seguía pasando sus manos por el rostro de su madre. -Abre los ojos...-. Volvió a señalar. -Papá y el abuelo están tristes-. Finalizo. Crystal se removió y sonrió, el niño siempre hablaba de aquella forma tan hermosa aunque a Crystal no le gusto el deje de tristeza en a voz de su hijo. –Mamá-. Volvió a repetir. La mujer abrió los ojos y le vio con una sonrisa a su hijo.

-Ven aquí-. Dijo la mujer mientras abría los brazos hacia su pequeño hijo. La pequeña pantera se subió hasta el regazo de la mujer. –Buenos días cariño-. El niño le miro con reprobación.

-Es de noche mamá...-. Dijo aun frunciendo el ceño. -El abuelo y papá están hablando abajo-. Las imágenes de unas horas más temprano volvieron a su cabeza como flashes presenciales. Se acercó a su hijo mientras este fruncía el ceño en preocupación, –Gesto que había adoptado de su progenitora- las imágenes se proyectaban en la mente de Crystal haciendo que la mujer apretara el pequeño cuerpo que cargaba en su regazo para ver si de alguna forma la calma inundaba su mente. ¡Cedar! grito para si misma. La respiración de Crystal se aceleró mientras se dirigía hasta su hijo.

-Cèbre, cariño ¿Papá fue a recogerte?-. La mujer empaño su mirada de lágrimas, mientras el niño sonreía y asentía.

-Sí. El abuelo me dijo que entrara al refugio, y lo he hecho. Papá entro y me saco de allí después de eso. El abuelo dijo que personas parecidas a mi vendrían a visitarnos pero que de igual modo debía esperar hasta que el comprobara que era seguro. Encerramos a Menfis en mi cuarto para que no le hicieran daño y luego me escondí, no he hecho ruido. Luego de un rato papá entro por la trampilla, aunque no sabía que era el hasta que le vi de frente. Estaba asustado, y el lugar empezó a apestar por lo que el abuelo puso fuera de la trampilla-. La mujer se quedó mirando a su hijo con intensidad. Una mezcla de tristeza y alegría se instalo en su pecho mientras que la confusión y la pena se iban poniendo en segundo plano. el pequeño especie continuo hablando –Papá no me soltó en todo el camino y nos subimos a no de esos aviones de la tele. Él me dijo que no había podido ir por mi porque no sabía la dirección ¿Esos es cierto mama? El abuelo dijo que si-. La mujer asintió. El niño se acercó al oído de su madre. –Papá tuvo que pagar siete dulces durante el viaje.

Crystal esbozo una pequeña sonrisa que fue imitada por su hijo. La mujer le beso en la frente y miro sus ojos angelicales mientras le tomaba en brazos y avanzaba hasta a salida de la habitación con pasos tenues. El sonido de la voz de su padre se podía escuchar en cuanto avanzaron a los pies de las escaleras.

Crystal contemplo la figura de Cedar sentada en el mueble de la sala de estar. Ella vio el momento en el que el cuerpo del macho se tensaba y este volteo a verle. Su hijo salto en sus brazos ante la imagen de su padre y ella entendió que tenía el mismo deseo que ella en cuanto la mirada azul del macho se topó con la suya.

Cedar. Nuevas Especies. Libro 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora