Despedidas y cantos de batalla...

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Justice veía la imagen de su hermana desde el umbral de la puerta de aquella habitación del centro medico. Sarha sujetaba la huesuda mano del hombre en la camilla de sabanas azules, como ultimo acto de humanidad para un hombre, que en sus últimos momentos, había demostrado que en verdad sentía el peso de sus propias acciones. No, para el anciano moribundo, sus acciones habían sido las correctas. Lo único que el hombre creía que había hecho mal, había sido no llevar a su familia con el. Los apagados y erráticos ojos del hombre se desplazaron hasta su dirección. El macho podía oler la muerte en la habitación y en el humano.

-Sarhim-. Dijo el hombre con voz tenue y distorsionada. El macho felino, líder de su pueblo, podía escucharle con total claridad, pero no se movió al encuentro de las falanges del hombre. Nunca sintió, ni sentiría piedad por el humano. Esas palabras se perdieron y borraron de mi mente en el instante en que el nos dejo en aquel mundo lleno de mierda, pensó el líder especie con rencor. -Hijo-. El anciano extendió aun mas su mano desocupada, mientras daba sus ultimas energías a un acto inútil por definición. El macho no movió su posición. El hombre sollozo y cerro los ojos con resignación. -Leila, mi dulce, dulce leila-. Dijo, para luego quedarse en completo silencio.

Sarha soltó su mano y se levanto de la silla plateada al lado de la cama del centro de salud. Con parsimonia, camino hacia su hermano y se recostó en su hombro, para luego cerrar los ojos. -Es la primera vez que esta mas de un minuto cuerdo y reconoce a alguien...-. Dijo la mujer, resaltando el hecho de que el hombre ya no recordaba ni su propia existencia. -Trisha dice que no pasa de esta noche-. El felino no contesto. Ambos salieron de la habitación y el macho tomo su mano.

El pitido de la maquina que monitoreaba los constantes aleteos cardiacos del desgastado cuerpo de Arthur Colleman, expidió un constante, claro y plano sonido que dio paso a la alerta de los médicos que asistían al humano. Sarha vio a su hermano a los ojos, y por un instante, la mujer creyó ver un astivo de tristeza en los ojos del macho. La conmoción y el movimiento de los médicos se podían notar en el fondo de la habitación. Sarha y Justice seguían con sus miradas unidas, como dos almas que al fin encontraban un punto culminante, aquella etapa en el que la oscuridad y la luz colisionaban y encontraban aquel balance perfecto. En aquellos instantes, Sarha perdono a su madre y Justice reconoció y dijo lo que al final le daría la paz a su hermana, aquello por lo que la mujer había arriesgado todo sin el mas mínimo asomo de arrepentimiento.

-Me habría gustado conocer a mama.

Sarha sonrió y abrazo a su hermano, un abrazo en el que le entregaba todo de ella, uno correspondido por completo. Justice estaba en paz..., igual que su madre.

Arthur Colleman murió, murió sin apenas saber su nombre o el lugar en donde reposaba su cuerpo, murió no sabiendo porque lo hacia o lo que lo llevo hasta allí. Murió sin memoria, sin pasado, murió siendo nadie o nada.

Arthur Colleman, murió dejando la huella de todo una raza tras de si, dejo una gran familia a la que nunca conocería o seria reconocido. Aquel hombre seria como el antepasado que todos saben que existió pero nadie recuerda el tiempo o el lugar de su existencia.

Arthur Colleman murió, y a nadie le importo.

Arthur Colleman murió, y a nadie le importo

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Cedar. Nuevas Especies. Libro 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora