Al despertar, Robert no estaba, no se encontraba ya a mi lado.
¿Pero, dónde estaba?
Él no era de los que se iban y ya.Bajé con sigilo al salón donde platicaban los Vulturi para asi poder averiguar si ellos tenían algo que ver.
-Debemos hacer algo con él, no podemos guardarlo eternamente en el sótano. Kate se daría cuenta tarde o temprano.-dijo Félix.
-Tu decides Alec, ¿que hacemos con él?-preguntó Aro.
-No quiero que vuelva a acercarse a Kate, ella será para mí.-dijo Alec con furia.
-Eso se arregla fácilmente.-dijo Felix.
-Muerte.-susurró Marco, el mas mayor de los hermanos.
-¡Kate lo ama!-gritó Jane en mi defensa.
-Yo amo a Kate, y podría hacerla mas feliz que cualquier hombre.-dijo Alec.
Esperé escondida a que todos los Vulturi saliesen a cazar para poder hablar con Jane.
-Jane, sube a mi cuarto. Es urgente.
-¿Qué ocurre hermana?-preguntó mientras cerraba la puerta de mi habitación.
-¿Dónde lo tienen?-pregunté.
-¿A quién?-preguntó ella asustada.-Él, Robert. Os escuché Jane. Por favor hermana dime donde esta, necesito irme de aqui ya.
-No Kate por favor, te diré donde se encuentra pero, no te vayas. No me dejes sola.-suplicó.
-Ven conmigo.
-¿Dónde?
-A Forks. Ven conmigo, no ocurrirá nada.-suplique a Jane.
-De acuerdo.-dijo no muy convencida, pero alivida de no tener que vivir mas en esta maldita torre.
Seguimos un estrecho pasillo por el cual habíamos pasado atravesando una gruesa puerta de madera de roble.
Después de él pasillo, vinieron los 126 escalones que además tuvimos que bajar sigilosamente para no despertar a la secretaria de Aro.Después de todo esto, quedamos frente a una puerta con la cerradura de oro macizo.
Jane saco una llave de su bolsillo y la abrimos viendo a traves de esta a Robert atado a una silla medio inconsciente.-¿Rob, Robert me oyes?-preguntaba asustada levantando su cara con mis dos manos, arrodillada frente a él.-Rob por favor contesta.
-¿Kate?-contestó al fin.
-Debemos irnos.-dijo Jane.
Pero un estruendo terrorífico nos dio a saber que alguien se aproximaba ya que una de estas puerta se habia abierto para luego cerrarse.
-No podemos subir, tenemos que salir por otro lado.-dijo Jane levantando una trampilla situada en el suelo.
Bajamos de nuevo unos cuantos escalones, pero esta vez, con Rob a mis espaldas, hasta llegar a una ventana que nos conduciría a la libertad.
Lamentablemente esta ventana hacia ruido al abrirse por lo tanto debiamos abrirla despacio. HASTA, LLEGAR A LA SALIDA.