Between two opposite poles.

62 4 2
                                    

La vida siempre me había resultado de lo más tediosa y aburrida, sobre todo desde que me había mudado. Nunca habría esperado mudarme de la ciudad en la que había permanecido por más de siete años tras haberme estado mudando cada dos por tres por el trabajo de mi madre. Pensaba que Pekín sería mi hogar pero parecía que, después de todo, el matrimonio de mis padres no iba a durar para siempre como yo solía creer cuando era pequeña.

Ellos habían decidido que se separarían meses antes de contármelo todo. También habían acordado que me tendrían entre Estados Unidos y China, en el limbo. Quizás aquello era una de las concuencias de ser hija de un chino y una estadounidense, que cuando se querían separar cada uno se iba a su país natal y pasaba del otro completamente...el problema es que yo estaba en medio. Y no me gustaba para nada estarlo, odiaba cuando me utilizaban para chantajear o hacer daño al otro. Incluso, a aveces, había llegado a pensar que no me querían para nada más que discutir.

Así que, después de que se aguantaran hasta que todo estuviera preparado para mudarme, me fui con mi madre a Estados Unidos con la sensación de que dejaba en China cosas que no encontraría en América. Aparte de que echaría a mi padre de menos apesar de todo, él había sido siempre con el que más unida había estado, mi madre era más callada y se limitaba a darme órdenes de vez en cuando y a trabajar trabajar y, ¡ah, sí!, trabajar más. Básicamente esa había sido una de las cosas que mi padre le echaba en cara: que no pasaba nada de tiempo con nosotros. Yo ya estaba acostumbrada a que ella no participara mucho en mi vida, siempre había sido de esa forma así que, cuando cambió completamente al llegar a USA,  pensé que la habían abducido o algo parecido.

Mi madre se convirtió en una mujer amistosa, habladora, amable, comprensiva...y sobre todo muy sobreprotectora con el tema de que se me acercara un chico. En China había hecho todo lo posible por pasar desapercibida y esperaba que en Estados Unidos me pasara lo mismo, lo que menos quería ser era una especie de chica descerebrada a la que solo le importaba el baile de fin de curso, era demasiado para limitarme a pensar de esa manera. Era la típica chica cliché de las novelas a la que le gustaba quedarse al final de la clase ocultando su rostro con el cabello. No era lo que se decía extremadamente tímida hasta el punto de desmayarme si alguien me hablaba pero si que me sentía nerviosa diciendo más de una palabra a mis compañeros de clase, los monosílabos eran mis mejores amigos, mi forma de que los demás me tomaran por un bicho y me dejaran en paz.

Pero Keith no era como los demás, lo supe desde el primer momento en el que él empezó a hablarme día tras día sin rendirse al no recibir ninguna respuesta por mi parte.

Él se empeñó en meterse en mi vida, y desde luego que lo consiguió.

Release MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora