-Hola, señorita muda- me saludó Keith entrando por la puerta de clase.
Habían pasado dos meses desde que me había mudado, y desde que el famoso "chico quarterback" de la escuela había empezado a hablarme. No sabía cómo tomarme su amabilidad, había leído demasiadas novelas como para pensar en que podía tratarse de una apuesta que había hecho con sus amigos pero, después, me había parado a pensar, ¿de qué le servía hacerse mi amigo? ¿Era alguna especie de meta imposible? No me hacía ninguna gracia pensar que estaba siendo un especie de proyecto para unos malditos yanquis que solo iban a clase para pasárselo bien.
Pero lo más sorprendente de todo era que Keith no me parecía para nada uno de esos chicos. Era verdad que andaba con ellos todo el tiempo pero, cuando estaba solo y se acercaba a hablarme, lo hacía de otra forma que con sus amiguitos. A lo mejor me estaba equivocando y solo lo hacía porque quería hacerme pensar que era un buen chico para dejar que se metiera en mi vida. No sabía cuál era la verdad, lo único que sabía con exactitud era que no iba a hacerme amiga suya, por mucho que la idea me tentara cada vez más.
Keith dejó la mochila en su pupitre que, justamente, quizás por obra del destino o para desgracía mía, estaba detrás del mío y se puso frente a mí para quedarse mirándome. Yo estaba con mis gafas de pasta y el pelo recogido de cualquier manera por lo que no pude cubrirme con él y me vi expuesta a su mirada azul.
Bueno, más bien era la intensa y penetrante mirada de sus ojos azules.
-¿Sabes?-preguntó aún con sus ojos fijos en los míos porque yo, Kelsey Wang, chica que nunca había aguantado la mirada de alguien por más de unos segundos, estaba contemplándolo de vuelta sin poder evitarlo -. Esta es la primera vez que me miras a los ojos.
Se inclinó más de la cuenta haciendo que su rostro quedara a unos pocos centímetros del mí. Podía ver el claro color de su iris y el gris del borde, además, podía sentir su cálido aliento impactando en mi rostro haciendo que mis mejillas se tiñeran aún más de rojo.
-Llegará el día en el que también me responderás, no sé cuando será, pero espero que pronto.
Negué con la cabeza sin darme cuenta de que eso era responderle aunque no con palabras y vi como él sonreía. Me quedé un momento en blanco al volver a darme cuenta, después de haberlo contemplado esos dos meses, de lo atractivo que era y de como lo era aún más cuando sonreía. Quería no haberme fijado en ese hecho, ni en él en general, pero a veces me había encontrado a mí misma mirándolo en clase o cuando pasaba por los pasillos con sus amigos.
- Señorita muda, creo que no me conoces lo suficiente como para saber que, cuando me propongo algo, lo logro cueste lo que cueste.
- ¿He de suponer que estás hablando con ella?- dijo una voz derás de él y la típica rubia animadora apareció junto a nosotros. Era algo así como la novia de Keith, aunque más bien se comentaba que él no quería serlo, era Amber la que iba diciendo que el quarterback era su chico-. Keith- lo llamó cuando él me volvió a mirar y no le prestó atención-. Keith, ¿me escuchas?
- Sí, Amber- dejó de mirarme y dejó que ella se colgara de su cuello para situarse detrás de mí.
No pude evitar sentir un nudo en mi estómago, aunque no estaba segura de lo que eso significaba. Quizás era un simple dolor de estomágo, o eso esperaba.
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Release Me
RomanceKelsey Wang siente que solo puede pensar en Keith West. Ambos se conocen al principio de curso y, por mucho que Kelsey se empeñe en alejarse de la posibilidad de tener a alguien en su mente constantemente, Keith se convierte en lo único important...